La crisis política que atraviesa a toda la burguesía monopolista en nuestro país tiene profundas raíces, es estructural y por eso persiste en el tiempo.
Cuando hablamos de Capitalismo Monopolista de Estado estamos hablando que los monopolios se comportan como Estados: solamente visto desde lo económico sus PBI son más altos que muchos de los países del planeta.
Estos Estados, (los monopolios) actúan dentro de los actuales Estados, usufructúan el papel que los mismos están llamados a realizar que es sostener el sistema de dominación capitalista bajo la represión y opresión de la clase Burguesa a la clase obrera y todo el pueblo.
Pero que los monopolios actúen como Estados dentro del Estado, en épocas de auge sostenido en las masas, y con ello cada vez más tensionada la lucha de clases, provoca en las instituciones del Estado burgués un permanente desgaste, cuya tendencia cada vez más está marcada por el caos y anarquía que provoca cada decisión que se toman en esas esferas.
Los monopolios en nuestro país han asentado sus reales desde hace muchísimas décadas. Se presentan como bases “colonialistas” de casas matrices instaladas en cualquier punto del planeta. Abarcan todas las esferas de los negocios, no se limitan ya a un aspecto que las ha hecho nacer. Por ejemplo: cuando hablamos de un monopolio automotriz, estamos diciendo que ese monopolio abarca todas las esferas de la economía, de la política, de la justicia, etc. No sólo está transnacionalizado sino que sus bases operativas en los Estados burgueses lo toman todo y como tales sus estructuras gerenciales, sus CEOS caminan como ministros dentro de un Estado.
La puja política interburguesa es muy profunda. Estamos hablando que desde ésta visión y caracterización de los monopolios como Estados, en nuestro país se necesitaría para garantizar el buen funcionamiento del sistema capitalista, un sector monopólico capaz de disciplinar al resto de los contendientes, situación agravada en el mundo e inviable en nuestro caso.
La crisis política deviene de la lucha de clases y el principal debate que ellos tienen es como ejecutar políticas reaccionarias de forma y contenido en un contexto de estructural crecimiento de la lucha y de marcado descontento con todo lo que viene de arriba, o sea de las instituciones burguesas.
Mientras en el gobierno se intentan aplicar medidas cada vez más represivas, o sea la peor forma de dominación para la burguesía, el mayor contenido democrático de las luchas populares ensancha el abanico del enfrentamiento, provoca las verdaderas grietas en el poder Burgués.
Estos Estados monopólicos, “bases colonialistas”, intentan permanentemente entrometerse en los asuntos del actual Estado. Cada vez más, sus gerentes de cuerpo y alma se presentan en las oficinas ministeriales, ya sea como funcionarios, ya sea como hombres de “presión”. Los une el espanto de sostener el sistema capitalista, los corroe la lucha de clases.
En estos marcos de extrema debilidad aparecen síntomas claros de pujas políticas para sostener el sistema de dominación. El gabinete económico del gobierno tiene infinitos voceros. Lo cierto es que para un plan B del gobierno por los tarifazos, el “señorito” ministro de energía J. Aranguren no está llamado a participar. La decisión de la Corte Suprema sobre el mismo tema ha creado un sismo político, ha debilitado la “credibilidad” de la farsa de inversiones en juego. Que el ex presidente Duhalde sea punta de lanza para reunificar el peronismo no es casual. La debilidad de ese sector burgués no ha podido generar nuevas camadas de líderes capaces de erigirse en alternativa de una andrajosa clase dominante.
Los monopolios que se manejan como Estado, advierten que la clase obrera y el pueblo siguen reclamando por sus intereses inmediatos y comienzan a sentir el peso de las luchas en sus propios ”cuarteles”. Son muchos los ejemplos que rodean éstas circunstancias, pero lo del Tabacal es un ejemplo claro de por dónde viene el futuro de nuestro país y el de la lucha de clases. Los proletarios con sus familias, los pueblos que rodean el ingenio, están levantados contra ese Estado monopólico que dentro del Estado Salteño y Nacional actúa reprimiendo la aspiración democrática de las masas.
Todo el aparato estatal contra ellos. Pero las mayorías explotadas y oprimidas están poniendo en jaque el andamiaje que parecía infranqueable.
Larga historia de estos monopolios en la vida política nacional.
Negra historia, sin embargo, en el enfrentamiento actual, con la masividad del mismo, se ha hecho retroceder a ese Estado. Ahora la negociación es política con la clase obrera y el pueblo en la calle. Ese será el próximo devenir.