Luego de 76 días de huelga y lock out patronal, culminó un nuevo round de la lucha de los trabajadores azucareros de El Tabacal con el monopolio agroindustrial Seabord Corp.
76 días donde la clase obrera demostró su inclaudicable voluntad de lucha por sus intereses. 76 días donde la comunidad de San Martin del Tabacal, a través su movilización solidaria, volcó sus recursos para sostener a los trabajadores en el prolongado conflicto.
Pero también, 76 días donde para toda la clase obrera y el pueblo quedó claro el papel del Estado y sus políticos, cuando se trata del pueblo peleando por sus derechos. Violentos intentos de desalojo por parte de las fuerzas represivas estatales que dejaron una treintena de heridos de bala de goma y plomo. Ataques sistemáticos de la prensa del sistema tratando de presentar a los trabajadores como los responsables de la crisis social desatada en la región, producto de la decisión empresarial de asumir la representación de toda la burguesía monopolista, para hacer sonar el escarmiento y tratar de disciplinar a toda la clase obrera.
Cada día, detrás de esto -con el objetivo de derrotar la lucha- se fueron encolumnando las instituciones estatales. Poder Judicial, Ministerio de Trabajo, diputados, intendentes, gendarmería… y hasta los guardianes estratégicos del régimen explotador: la iglesia.
Pero nada de esto logró hacer flaquear la voluntad de los trabajadores, ni dividir, ni erosionar la unidad y fortaleza devenida de esta; lo que obligó al enemigo de clase a retroceder un par de pasos y conceder importantes partes de las reivindicaciones reclamadas.
La mesa de “negociación” la conformaron por la parte patronal y sus asistentes de clase (los intendentes de Orán, de Hipólito Yrigoyen, de Pichanal, el obispo de Orán, Gendarmería Nacional y Ministerio de Trabajo) y el sindicato, que se vio forzado por la asamblea a renegociar el acuerdo previamente firmado.
Para gran parte de los trabajadores esto fue un empate y el acuerdo tiene puntos poco claros, más bien oscuros. En particular, la “judicialización” del turno relevante, eje central del origen del conflicto. Saben que el ámbito de la justicia laboral nacional responde a los intereses de Seabord Corp y que la que los “representarán” será la Federación, la misma que había firmado el cuarto turno en las paritarias nacionales.
Los trabajadores han aprendido en estos años de disputa que nada se gana sin la unidad, la organización y la lucha. Y las tareas inmediatas sin dudas serán: afianzar y ampliar la unidad y profundizar y ensanchar la organización de todos los trabajadores.
Hay que destacar que en el fondo, la experiencia política que deja esta lucha es el verdadero triunfo.
Un triunfo político que obligó a la burguesía a discutir en un mismo plano, clase contra clase, sufriendo un desgaste tanto el Estado burgués como la empresa.
Esto afianza la conciencia, la organización y la unidad política.
El sello fundamental de esta lucha estuvo enmarcado en la unidad del proletariado y el pueblo. En las próximas confrontaciones, la empresa y el Estado van a meditar muy bien la situación antes de reaccionar. Como decimos en estos casos: la moneda está en el aire.