Cuando de estadísticas se trata, siempre debemos tener en cuenta quién las hace y para qué. Como todo en la vida, las estadísticas responden al interés de clase del sector cuyos intereses se quieren defender. Porque de la intencionalidad y de lo que se pretenda mostrar, dependerán los puntos de vista, los números a resaltar, los objetos de análisis que se elegirán, las conclusiones, etc.
Hecha la salvedad, nos referiremos a una estadística publicada por el diario Página 12 y levantada por Ámbito Financiero. Ambos medios expresan al sector de la burguesía ligado al Kirchnerismo, agrupación política que se encuentra en plena campaña proselitista a caballo de las contradicciones que tiene con el sector de la burguesía que hoy está en el gobierno. Pero como todo lo que agrupa a la burguesía en esta situación permanente de crisis estructural del capitalismo en Argentina, está cruzado por contradicciones entre sectores y al interior de los mismos, no pueden evitar la filtración de información que, con una lectura atenta y entre líneas, nos puede orientar para analizar la realidad y el devenir del proceso político, social y económico.
Los generadores de la estadística, la organización CEPA pertenecen también al mismo sector filo «nacional y popular» quienes muestran los números de la conflictividad laboral en el mes de julio de este año.
Destacan que los conflictos producidos durante el mes de julio son 99, de los cuales 66 corresponden al ámbito privado y el resto al ámbito estatal. El estudio pone el acento en que el 54,55% de los conflictos se produjeron por motivos salariales y paritarias. Y que el 48,15% de los mismos fue por atraso en el pago de sueldos y salarios, llegando a la conclusión de que «la creciente conflictividad laboral por atraso de pago da cuenta de las respuestas ante la ostensible paralización de la actividad económica», lo cual deja las falsas ideas de que la actividad económica está virtualmente parada por un lado, y que entonces los trabajadores resisten estoicamente la situación para proteger su puesto de trabajo.
Deja en un oscuro segundo plano que el 46,30% de conflictos de ese mismo universo corresponde a «readecuación salarial», lo cual en llano idioma criollo quiere decir: demandas por aumentos de salarios.
En este punto nos detenemos, aprovechando lo que podemos descubrir de las propias estadísticas de la burguesía: que, por un lado la suma de conflictos va in crescendo y, por el otro, en medio de la situación de embates contra la masa salarial con despidos, suspensiones, intentos de avanzar en la superexplotación con 4° turno, y otros mecanismos de ampliación e intensificación de la jornada laboral, etc., la clase obrera y los trabajadores en general, luchan sin cuartel por la mejora de sus condiciones de vida arrojando a la cara de la burguesía y sus estadísticos un mentís contundente sobre una supuesta actitud defensiva para proteger su puesto de trabajo, a partir de lo cual resignadamente sólo lucharían cuando se ve amenazado su puesto de trabajo o para reincorporar compañeros.
Los trabajadores saben además, que la paralización en ciertos sectores económicos implica superabundancia de producción y ganancias en otros ligados a la oligarquía financiera internacional que agrupa a sectores de la industria, el comercio internacional y la banca todos ellos fusionados entre sí, quienes están haciendo su «agosto» con las medidas del actual gobierno.
Nuestra estadística de clase, la cual demuestra una actitud de los obreros que se repite en cada monopolio, es la de los trabajadores del Ingenio San Martín de El Tabacal que, bien cabe apurarse a aclarar no es la única, pero la destacamos como el ejemplo más palmario (Ver nota sobre este conflicto en esta misma página). Esa actitud proletaria se viene dando en todo este tiempo y crece en intensidad y extensión, lo cual fue ignorado o ensombrecido por los «estudiosos» que elaboraron la estadística y las notas de los periódicos aludidos.
A veces, desde la concepción marxista, ciencia que utilizamos para analizar la realidad social, económica y política de nuestro país, un solo hecho como el de El Tabacal en donde participó toda una población dirigida por la indomable fuerza proletaria, puede demostrar más que el conjunto numérico estadístico amañado que nos muestra la burguesía con el inconfesado fin de llevar agua para su molino y mantener las cosas en el redil de las instituciones del sistema.
El proletariado no cree en lágrimas y, menos, cuando éstas salen de los ojos del cocodrilo luego de haberse almorzado a sus crías.