Salto a lo nuevo

Aun a pesar del peso específico que representa el enfrentamiento a sus planes y su devenir, los monopolios no cejan en sus esfuerzos por imponer a la clase obrera y el pueblo sus políticas. Por ello,  tal como los meteorólogos proyectan el clima a 45 o más días, careciendo de toda precisión, la burguesía monopolista y su gobierno de turno, proyectan condiciones económicas y políticas a futuro -que no son más que expresiones de deseo- que demuestran ante todo, su incomprensión de una sociedad convulsionada por el agudo nivel de las contradicciones políticas, económicas y sociales que le socaban a la clase dominantes la posibilidad de salir de este atormentado caos que los acosa y los desnuda por la  acción de millones.

Sobre la base de un estudio y consulta, a presidentes y CEO’s de grandes monopolios que facturan anualmente cada uno más de 100.000.000 de pesos, la revista económica Apertura publicó el llamado “índice de Budget time”, que es la proyección que establecen los monopolios para el próximo 2017 respecto de los salarios, la inflación y el valor del dólar.   En la exposición realizada como conclusión de la encuesta, al mismo núcleo de empresas a principios de este año, se destacaba que “el índice muestra un pico muy alto de confianza y optimismo por parte de los empresarios relacionadas con una serie de cambios en política económica y social del nuevo gobierno”. Obviamente se refiere al inicio del gobierno de Macri. Hoy, en agosto el mismo informe destaca, “En comparación con la medición anterior las expectativas de los empresarios prevén un crecimiento moderado de la economía, una depreciación de la moneda nacional, una desaceleración interanual de la tasa de inflación y que el aumento salarial promedio disminuya”, esto último más que una proyección es el deseo inconfesable de los monopolios que ven cómo sus posicionamientos políticos se desbarrancan frente a la lucha de la clase obrera y el pueblo. La encuesta concluye con un cuadro de los índices apropiados para este grupo de negocios que expresan a 40 monopolios que, aunque no estén especificados, reflejan el entrelazamiento entre la industria, la banca y el comercio y seguramente reflejan los objetivos políticos del gobierno de Macri a su servicio para el 2017. Un salario del 26,12%, una inflación del 23,54% y un dólar a 18.3% más un PBI de 2.45, como concluye la encuesta. Más que una proyección de lo que viene es una decisión política de a dónde llegar, aunque aparenta expresar un estilo de pronóstico meteorológico en cuanto a lo que vendrá.

Las fuerzas que determinan el clima y las de la lucha de clases divergen en cuanto a que las primeras actúan como leyes ciegas del movimiento de la materia. Las predicciones meteorológicas en este caso no pueden buscar más que los resultados más aproximados en correspondencia con sus propias leyes naturales. La ciencia, respecto de ellas, las estudia para comprenderlas y anticipar sus efectos. Respecto de las segundas, al ser el producto de la acción de los hombres, en el seno de las clases sociales en pugna a la que pertenecen, ellos mismos se ven imbuidos tengan o no conciencia de ello de los resultados que como clase conquistan y buscan hacer prevalecer de acuerdo a sus intereses frente a la clase antagonista.

Los obreros al actuar como clase adquieren conciencia del protagonismo que les impele la lucha contra la explotación, por salarios dignos, por vida digna.  A medida que los choques contra la clase capitalista los alecciona, los cohesiona y los hace adquirir conciencia de la fuerza que reside en su cohesión, en su organización y unidad, y acción independiente. Ya no actúan enajenados de su condición humana, ya no como en el clima que busca prever resultados aproximados de condiciones ajenas a su voluntad, sino como producto de ella, es decir de esa voluntad colectiva de clase. No dejarse someter a las condiciones del régimen capitalista, por ello mismo busca desde la lucha y el enfrentamiento producir el resultado querido, buscan quebrar con su fuerza el sometimiento al que son obligados. Por ende las fuerzas y los choques políticos entre las clases antagónicas de la sociedad capitalista -la clase obrera y la burguesía- con la agudeza que adquiere su resultante son las que determinarán si estas proyecciones burguesas expresadas más arriba pueden realizarse y dejar de ser fantasía como ahora..

La superior complejidad que la sociedad actual representa frente a la meteorología está fuera de discusión, mal haríamos si comparásemos una con otra, caeríamos en un reduccionismo propio de un vulgar analista económico, de esos que no se cansan de proyectar variables económicas cuantitativas y que tratan de encajar en sus moldes numéricos las condiciones socio políticas imperantes. Sin embargo, no obstante ello, no obstante al empeño por disuadir y esconder una realidad social que se les escapa de las manos, la burguesía monopolista trata de evitar la trasformación que se va operando en la lucha de clases en nuestro país. Trata de esconder y combatir el sentido cualitativo que adquiere la lucha de la clase obrera. Pero  al igual que en la naturaleza los saltos cualitativos, la interrupción y el tránsito a nuevas condiciones de lucha son tan necesarios, como inexorables, no pueden ser eludidos, ni con viejas o nuevas  recetas económicas o políticas, ni con mentiras, ni aun siquiera con represión. Tanto es así que, pese a los esfuerzos de la burguesía, la clase obrera y el pueblo doblan la apuesta y profundizan el enfrentamiento.

Prueba de ello son las claras y masivas expresiones de repudio a las instituciones del Estado burgués; son la masividad de la lucha, el protagonismo de la clase obrera en la construcción de herramientas propias e independientes, por fuera de la tutela de las viejas instituciones al servicio de los monopolios como son los aparatos sindicales, el ejercicio de la democracia directa, la masividad del enfrentamiento al ajuste y los tarifazos, por no dejarse avasallar, por imponer desde abajo sus propias condiciones, por enfrentar la violencia represiva, contra la inseguridad,  contra el hambre y la pobreza, por niveles  educativos superiores, por una salud digna.  Todo esto que expresa no sólo el número creciente de la conflictividad, sino la incansable búsqueda de condiciones de vida superiores que la clase obrera y el pueblo  con su ánimo combativo, su sostenido enfrentamiento, su ya definido auge y su rebeldía frente al poder, no expresan más que una calidad superior  de la lucha de clases.

Esta calidad que se manifiesta como incertidumbre del poder monopolista se refleja como caos.  Ateniéndonos a los propios términos de las matemáticas superiores, son las ecuaciones no lineales que se plasman con denodada contundencia  en la crisis de dominación, en la debilidad política que expresan minuto a minuto, en la desesperación por imponer a sangre y fuego sus intereses a los obreros como en el ingenio el Tabacal y no sólo no poder doblegarlos sino, por el contrario, promover con su desesperada acción represiva, el carácter insurreccional de toda la población de los alrededores. Es el preludio de nuevos saltos cualitativos, que hace impredecible para el poder la gobernabilidad y el encastrar, cuan si fuera un juego de cubos, la realización de sus planes.

Es el albor de un desarrollo revolucionario que transita por las fibras más intimas de la lucha de clases que clama por aparecer lo que se torna necesario en esta complejidad que es la sociedad actual. Está en condiciones de aparecer porque la acción misma de los obreros con la conciencia adquirida ya está rompiendo los moldes materiales y las ataduras políticas e ideológicas que el capitalismo ha creado. Son fuerzas cada vez más definidas las que se enfrentan en torrentes masivos que despejan el camino taponado por la influencia ideológica burguesa,  las que viabilizan con su lucha tenaz y cruda la construcción de las fuerzas de la revolución que deban barrer toda esta inmundicia capitalista y a los monopolios y sus dueños que la sostienen. Estas fuerzas materiales plenas y no las proyecciones fantasiosas de la desesperación burguesa trasladada a números son la clara expresión de lo que se avecina. Revolucionaria es pues la conciencia de ello.

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