La independencia política: un debate que se abre en el movimiento de masas

Agustín Tosco (1930/1975). Foto de archivo. agustintosco.com.ar

Como venimos afirmando en nuestra página, la lucha de clases se ira profundizando y el accionar de las masas no se detendrá, por lo contrario, se incrementará. Este es un hecho que día tras día se confirma con creces, e incluso producto de esto, hasta se escuchan “fuertes discursos contra los gobiernos” de parte de las dirigencias burócratas de las centrales obreras, con amenazas de medidas de fuerzas que caen en saco rotos porque no son parte de un verdadero plan de lucha por los intereses de los trabajadores. Sólo toman estas decisiones porque la lucha de clase los aprieta.

Estos señores, representantes de los intereses de la burguesía (que desde las tribunas y sólo cuando no les queda otra esbozan discursos “combativos”) son los mismos que para abajo enfrentan y frenan las aspiraciones políticas de los trabajadores. Por ejemplo, un denominador común de las políticas que llevan adelante en los distintos centros de trabajo es que la realización de asambleas sólo se da cuando las empresas han tomado alguna medida que flexibiliza  aún más las condiciones de trabajo (despidos, suspensiones, falta de pago, inflación, etc.). O sea, se constituyen materialmente en un freno para la organización política de los trabajadores.

Esto ocurre al mismo tiempo que hacen pesar sobre las masas el contrabando ideológico  de  que sólo se puede ir por detrás de las iniciativas de la burguesía. Más allá de la formidable presión que debilita cada vez más a estas dirigencias corruptas, siguen siendo un problema  que el movimiento obrero debe  solucionar. Y para ello, es necesario desarrollar en el seno del movimiento de masas un profundo debate sobre la independencia política de la clase obrera y los trabajadores.

En este sentido, las asambleas de los trabajadores en cada centro de producción, asentadas siempre sobre las bases de la democracia directa, tienen que ser periódicas, programadas, si es necesario con fechas. Por lo menos, una vez por mes, los trabajadores deben reunirse a debatir y tomar resoluciones con respecto a sus aspiraciones.

Con esta práctica, la organización política de los trabajadores va haciendo consciente en esas masas los nuevos pisos políticos alcanzados; se va robusteciendo, acumulando fuerzas que se ponen en función de llevar adelante las resoluciones tomadas y no dependen de las iniciativas de las empresas. Por el contrario, de esta manera será la burguesía quien estará por detrás de las iniciativas del movimiento obrero.

Si bien por momentos algunos sectores de masas han alcanzado un cierto grado de independencia política, y en todos los casos estos hechos se han dado cuando las bases han logrado desplazar aunque sea momentáneamente a las burocracias de la dirección política de los conflictos, se hace necesario ser muy claros con respecto a que la burguesía esta enquistada en la organizaciones que les pertenecen a los trabajadores.

Y es en este aspecto que nos lleva un tranco de ventaja desde lo ideológico, ya que desde hace muchos años y durante la incorporación de las nuevas generaciones de obreros a la producción, metió la idea de que la organización gremial de los trabajadores sólo puede terminar en un nido de corrupción. Por esto es importante que en la actual etapa de la lucha de clases, caracterizada por una alza de las masas, podamos mirar hacia atrás, mirar hacia la experiencia del sindicalismo combativo que protagonizó la clase obrera en los años 60 y 70. Salvando las distancias políticas de la actual etapa, podemos destacar la gran magnitud y la fuerza que alcanza el movimiento obrero, cuando ligado a las ideas revolucionarias, encuentra el camino de la necesaria independencia política.

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