Mientras en nuestro país se destaca una foto de ayer, ambientada en un escenario nauseabundo y con actores de poca monta, tanto del gobierno como de la CGT en donde “la nada” copó el recinto…
Mientras los principales diarios de Europa y EEUU, El País de España, Le Monde de París, La Republica de Italia etc. titulan “la nada”, la lucha de clases impone su sello soberbio, “imperante”, rompe con la hipocresía impuesta por el poder burgués…
La realidad ya no puede mimetizarse tapando el sol con las manos.
Estalló una nueva crisis mundial capitalista en el centro neurálgico de Europa…en la Alemania de Merkel, en la Alemania conductora de la centralización de capitales, en la Alemania “ordenada”, “disciplinada”, “seria”, su principal e histórico Banco privado, el Deutsche Bank (DB) acaba de recibir una multa por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos por 14.000 millones de dólares vinculadas a los desmanes de la entidad con su derivados financieros e hipotecas «basura», que generó una corrida contra la cotización de la acción del DB en bolsa, llegando a caer un 52% en lo que va del año, y se encuentra en los valores más bajos de su historia e incluso debajo de los registros de la crisis de 2008.
Esta multa es la “punta de iceberg”. Además del grave problema de la crisis económica que vive el capitalismo de manera estructural, se comienzan a advertir las primeras esquirlas de la lucha política intermonopólica, que salen a la luz cuando no hay “dos” monopolios que se pongan de acuerdo a cómo seguir una película, que no por repetida deja de ser escalofriante.
Quizás nuestros lectores quisieran profundizar los aspectos económicos que rodean este monumental problema del sistema capitalista, pero a veces y este caso lo prueba lo “económico” está a la vista de cualquier desprevenido. Los pueblos del mundo lo producen todo y cada vez tienen menos y eso se agudiza a cada crisis expuesta.
Sin embargo lo que nos preocupa y ocupa es la cuestión política, este punto es el que como común denominador oculta el poder político de la clase dominante y es el que queremos atacar.
A saber: en la Unión Europea no se ponen de acuerdo en cómo evitar lo inevitable de la debacle del sistema financiero mundial, ¿ayuda del Estado al DB como plantean unos? o ¿tirarle a secas el problema al mercado?
Eso se debate en estas horas, lo que no dicen es que éstas dos vertientes plantean nuevos ajustes a sus pueblos. Se habla ya de “corralitos”, impuestos, recortes de sueldos etc. El Banco Central Alemán ya dijo que no tolerará que el Estado se haga cargo del problema, la Merkel no la tiene fácil, debe timonear el barco de la la Unión Europea en un marco en donde Inglaterra tomó distancia de éstas políticas y a ella se le agrega el referéndum en Italia en la misma dirección planteada con el Brexit.
A contrapelo de las reformas estructurales los bancos centrales siguen tapando agujeros negros. El presidente del banco central europeo fue “castigado” en un parlamento dividido en mil pedazos, pero ayer se tuvo que reunir con la Merkel para debatir el ¿Qué hacer?
Nada de todo esto tendría una explicación sensata por fuera del marco de la lucha de clases. Ahora sale a la luz el significado de lucha de la clase obrera francesa cuando irrumpe en una realidad que parecía desaparecida por el peso de la ideología dominante. Ahora se comprende que significó que 300 millones de Indios, asalariados hayan ido a un paro que paralizó el mundo. Mucho más claro está las gestas proletarias de los Chinos que han comenzado a debatir su dignidad con conquistas salariales impensables. Podríamos hablar de la presencia de pueblos como el de Grecia, España, de los sufridos inmigrantes, de los pueblos del BRICS-A, que de una u otra manera expresan su descontento con movilizaciones que se sintetizan en aspiraciones de cambio.
Este polo de la gran contradicción entre las clases enfrentadas está en desarrollo, está en vigor, es el que pone en tela de juicio todo paso que intente el polo dominante de la oligarquía financiera en todas sus vertientes enfrentadas.
Los vientos de cambios sociales están soplando y por ahora se expresan en que la burguesía lleva años sin acomodarse. Embrionariamente esos vientos empujarán a salidas revolucionarias, en donde la riqueza producida por miles de millones de seres humanos, pase a sus verdaderos creadores: los pueblos del mundo.