Con bombos y platillos, los representantes de este gobierno burgués -junto a sus alcahuetes de la CGT- “anunciaron” un bono de $ 2.000 para fin de año. Es un anuncio que tenía el objetivo de calmar las aguas y ordenar los reclamos que llovían por todos lados.
Claro que este negociado (parido a las disparadas, urgido por la lucha de clases y con el objetivo de pasar las fiestas tranquilas) no podría tener nunca un “final feliz”.
Todo queda librado a la “buena voluntad” de los monopolios y a la disposición a la “lucha” que tenga cada gremio, o sea… Como así también, en el caso de los empleados provinciales, a las posibilidades que tengan las administraciones a pagarlo, que en el caso de Buenos Aires, la propia gobernadora María Eugenia Vidal, ya anunció que no tenía plata para pagarlo.
Rápidamente, diferentes medios burgueses sacaron a relucir los cálculos de “agencias especializadas”, en donde se habla que dicho bono tendría que rondar los $ 15.000… Todo esto para que los obreros puedan recuperar el poder adquisitivo perdido.
Partiendo de la base que el bono de fin de año es algo que la clase obrera ha venido imponiendo desde los últimos años (donde los obreros, ya sea desde las diferentes empresas u obligando a los burócratas sindicales a negociar por rama instituyendo su pago), queda claro que hoy, que tengan que sentarse a negociar desde el Ministerio de Trabajo juntos con “los gordos” de la CGT, marca a las claras la debilidad con la cual se están moviendo.
Esos mismos medios, en el día de ayer, anunciaban el pedido de las distribuidoras de electricidad de un aumento del 30 %, con el remanido pretexto de “la necesidad de hacer inversiones”, a lo que se suma el aumento de las naftas (una vez más…) del 7 %, las prepagas, los alimentos, etc., etc.
Estas medidas de los monopolios (que son insaciables y pretenden más y más ganancias) tensan aún más la situación, en un enfrentamiento sin cuartel con el proletariado y el pueblo.
Evidentemente, cualquier paño frío que pretendan poner los gobiernos de turno, tratando de cumplir su función de “colchón” entre los monopolios y el pueblo, está destinado a fracasar.
La bronca, la insatisfacción, los deseos profundos de vivir una vida digna, chocan de frente con los deseos de los monopolios de obtener mayores ganancias día tras día; y hace que estas dos locomotoras que circulan en sentido contrario por la misma vía, estén cada día más cerca a estrellarse.