El jueves 27 de octubre pasado, se realizaron elecciones en Aten para elegir a la comisión directiva provincial y de cada una de las 21 seccionales que integran el sindicato. De a cuerdo a los datos provisorios informados en la página de internet de Aten, la lista ganadora a nivel provincial obtuvo el 43% de los votos, y la seccional Capital, que es la más numerosa, el 42%.
Visto así, pareciera que los dirigentes cuentan con el apoyo de una parte considerable de los trabajadores, pero hay que tener en cuenta que, esos porcentajes están referidos a la cantidad de “votos positivos”, es decir, a los que votaron por alguna de las listas sumados a los que lo hicieron en blanco o impugnaron el voto, y desestima a los que se abstuvieron de votar.
Esta forma de hacer los cálculos es la misma que utiliza la burguesía para encubrir su fracaso en las elecciones nacionales, provinciales y municipales. Es curioso que una organización de trabajadores haga uso de la misma metodología fraudulenta que su enemigo de clase para informar a los trabajadores.
Si en cambio, para hacer los cálculos se tiene en cuenta a la totalidad de los afiliados, los porcentajes logrados son de 26% y 24% a nivel provincial y Capital respectivamente.
Pero si se considera a la totalidad de los trabajadores de la educación, o sea, afiliados y no afiliados, los porcentajes descienden al 12% y 9% respectivamente: esa es la base de apoyo real con que cuentan los dirigentes electos.
Queda claro que, como lo hace la burguesía, la Junta Electoral de Aten intenta venderle carne podrida a los trabajadores con el fin de ocultar la falta de representatividad de los dirigentes.
Por otra parte, se hace evidente que el modelo sindical que impera en Aten está agotado y no sólo no sirve para defender los intereses de los trabajadores de la educación sino que, además, es funcional a los de la patronal y el Estado.
Este modelo burocratizado, autoritario y antidemocrático debe ser superado, y la forma para hacerlo es auto organizándose en cada lugar de trabajo, eligiendo cuerpos de delegados numerosos, estén o no reconocidos por el sindicato, con delegados que se formen tanto en temas administrativos como políticos y haciendo asambleas por escuela en las que prime la horizontalidad y la democracia directa, para que la participación de los trabajadores sea masiva, y que esa masividad se refleje en unidad a la hora de implementar las resoluciones tomadas por las asambleas.
Con cuerpos de delegados realmente representativos de sus compañeros y con trabajadores participando de manera consciente, la existencia de dirigentes rentados se hace innecesaria. De esa manera, además, se dejaría de recibir prebendas de manos del Estado como ocurre en la actualidad. Y ese es otro requisito básico para desburocratizar al sindicato y transformarlo en una organización de los trabajadores y para los trabajadores.
Miles de trabajadores docentes y no docentes de Neuquén, han dado una vez más, un gran paso al desconocer el circo electoral armado por la burocracia para mantener privilegios sectoriales y personales, contrarios a los intereses de los trabajadores y de la comunidad educativa. Resta aún, profundizar las acciones para lograr construir la organización gremial que tenga un proyecto sindical, político y pedagógico que nos sirva a los trabajadores de la educación para reconquistar la dignidad que nos merecemos.