En medio de tanta mentira burguesa y farsa de funcionarios políticos, empedernidos sostenes del capitalismo, la brutal sinceridad de un conspicuo representante de la oligarquía financiera, resulta un hecho destacable.
Destacable no porque se trate de una actitud ejemplar o humanamente respetable, sino porque pone blanco sobre negro la realidad por la que atraviesan los negocios de la burguesía monopolista y los objetivos que, como clase, siempre se ponen como meta.
Pero vayamos a las dos campanas que suenan: una, la mentira, nos dice que la industria automotriz está en caída, que las terminales se ven obligadas a despedir trabajadores o, de lo contrario, intensificar la superexplotación mediante distintos medios, o aplicando una combinación de los mismos, como por ejemplo suspendiendo personal, flexibilizando condiciones laborales, modificando salarios pasando a resultado parte de los mismos a fin de intensificar los ritmos de producción, metiendo más turnos a fin de alargar la jornada colectiva, etc., como fórmula para sostener los puestos de trabajo y que nadie se viera perjudicado. ¡Conmueve tanta preocupación insomne de parte de la burguesía!… si pasamos por alto que se trata de la más burda falacia.
A esta cantinela se suma presuroso el SMATA, quien fogonea la idea del despido o del cierre de la fuente de trabajo como espada de Damocles que amenaza con caer sobre la cabeza de los que se rebelen.
La otra, la verdad, fue dicha por el Sr. Daniel Herrero, titular de Toyota Argentina, quien afirmó que «este año va a marcar récords de producción, de ventas y de empleo para la automotriz, debido a la diversidad de destinos de exportación en Latinoamérica» y agregó que «2017 (para los negocios monopolistas) será mucho mejor por la demanda de la agricultura, la minería y el petróleo, tras ratificar que la empresa invertirá u$s100 millones durante el próximo ejercicio». Destacó además «el apoyo del Gobierno y el respaldo del sindicato, que ha tenido responsabilidad muy grande en que esto siga adelante y crezca». Como se ve, este gran burgués analiza globalmente los negocios y su participación en los mismos, lo cual no mengua en nada su espíritu mortalmente competitivo respecto de sus pares.
Para sostener la mentira, la burguesía divide en partes pequeñas la realidad, mostrando caprichosamente aspectos parciales. Plantean que la industria automotriz está en crisis por la caída de los negocios con Brasil. Los burócratas empresarios del SMATA hacen lo mismo y justifican los recortes que pretenden los monopolios en una supuesta defensa de los puestos de trabajo. Nadie dice que las automotrices fabrican automotores para distintos destinos mundiales y que lo que pretenden en realidad es achatar el salario de toda la masa de trabajadores en todas las ramas de producción, para abaratar costos y obtener mayores ganancias.
Esto tampoco lo reconoce el Sr. Herrero, pero a su haber puede anotarse el argumento que desmorona los dichos de sus pares y del propio sindicato, tal como lo señala en sus afirmaciones escritas anteriormente.
Lo cierto es que la burguesía monopolista, a diferencia de lo que fue la burguesía en la época de su nacimiento y en la fase de la reproducción simple del capital, no considera el éxito de sus negocios a partir de la parcialidad de los resultados individuales de una determinada fábrica o sector. En la época actual, o sea la fase imperialista, la fase de la reproducción ampliada del capital mundial, los negocios se miden con el resultado de todo un ciclo (por ejemplo un año) y en forma generalizada atendiendo a la tasa media de ganancia que puede obtenerse en nuestro país.
La clave nos la da el Sr. Herrero quien así analiza su empresa y el futuro económico de los negocios en el país. Sólo le avisamos que sus negocios dependerán no sólo de sus planes, la ayuda que les seguirán dando el SMATA y el gobierno, sino también, y fundamentalmente, de la respuesta que los trabajadores de su empresa y de la clase obrera y el pueblo en general le den a las aspiraciones de superexplotación de los dueños de los monopolios.
La encrucijada y nuestra pertenencia a este pueblo argentino aguerrido que no baja los brazos, multiplica nuestro compromiso de fundir entre las masas el proyecto revolucionario y contribuir a dar materialización a la organización nacional que vaya surgiendo de las luchas mismas y de la unidad que se va tejiendo desde abajo con una visión de clase nacional.
Porque así como la burguesía ve los negocios desde los resultados globales y nunca parciales, porque cada capital corta el cupón de su ganancia no por ser de tal o cual rama sino de acuerdo a su volumen, también la clase obrera y el pueblo laborioso debemos encontrar nuestro destino de liberación, no en la lucha por ramas sino en la confluencia de esas luchas en una gran lucha política nacional.