La burguesía para garantizar sus enormes ganancias y socializar sus «pérdidas» nos habla cotidianamente de «la democracia» como contraposición a «la dictadura». Según ellos, la Democracia, es la mejor forma de vida que nos garantiza la libertad, donde si respetamos las leyes y la constitución vamos a poder vivir en paz y logar nuestros objetivos algún día… hace 33 años que tenemos esta democracia (Burguesa, Parlamentaria y «Representativa») y si hay algo que nunca elegimos, ni votamos es vivir explotados con salarios y jubilaciones miserables, con despidos, suspensiones y leyes anti obreras, con sistemas de salud y educación destruidos, «inseguridad» de todo tipo, narcotráfico envenenando a la juventud, barrios empobrecidos donde reina el hambre y la desnutrición, pueblos marginados con envenenamiento de ríos y montañas, destrucción del medio ambiente, miles de hombres, mujeres y niños/as utilizados/as y abusados/as en redes de trata, tarifazos cotidianos, etc…
Esta es la democracia de la que nos hablan. ¡Bien democrática es la cosa!: nosotros votamos cada 2 años y «ellos» hacen lo que les parece para garantizar y obtener más ganancias. Y si cuestionamos, entonces nos dicen: ustedes quieren la Dictadura.
¿Esto es así?…Veamos. Para el sistema capitalista su única preocupación es la ganancia, que el capital se siga reproduciendo, y para ello: «Se sirven de dos sistemas principales, el parlamentarismo y el bonapartismo militar. Ambos sistemas utilizan combinadamente el engaño y la fuerza para mantener la hegemonía de la burguesía. Cuando uno de los sistemas se ha desgastado y las masas muestran de mil formas su activo descontento, los capitalistas, oligarcas e imperialistas recurren hábilmente al otro sistema. El parlamentarismo es una forma enmascarada de dictadura burguesa. Se basa en la organización de partidos políticos y en el sufragio universal. Aparentemente todo el pueblo elige sus gobernantes. Pero en realidad no es así, porque como todos sabemos las candidaturas son determinadas por el poder del dinero» (M. Roberto Santucho).
Esta Democracia es una farsa. También es un engaño pensar que el Estado puede ser «árbitro» de diferentes intereses de clases. En el Estado de los Monopolios nunca hay un Estado ausente, hay un Estado que actúa y ejecuta la política de su clase: la burguesía monopolista. Esta NO es una democracia y el Estado NO es de todos.
¿Cómo avanzamos? Desde las más sentidas aspiraciones y preocupaciones de nuestro pueblo debemos levantar las consignas y acciones que unifiquen las mismas.
La lucha por cuerpos de delegados, comisiones internas, centros de estudiantes, organizaciones barriales, y todo tipo de organización que nos demos para la lucha, deben contar con las propuestas de organización efectivas que garanticen las metodologías revolucionarias, que destaquen la Asamblea y la organización desde abajo para promover el protagonismo y la participación colectiva y directa de la clase obrera y nuestro pueblo, en la construcción de esas herramientas… porque si todo lo producimos, todo lo decidimos…
Al mismo tiempo, esa práctica debe ir acompañada de las políticas que afiancen un camino que sume al torrente de la lucha revolucionaria por el Poder.
La movilización, la organización de base, las metodologías asamblearias con democracia directa, orientadas por las políticas revolucionarias, son el elemento central que hoy necesita la lucha de clases para afrontar la nueva oleada de enfrentamientos que se avecinan, construyendo un proyecto revolucionario de todo el Pueblo, tan necesario para avanzar en la lucha por una Vida Digna y el Socialismo.