El secretario de empleo, Sr. Miguel Ángel Ponte, ex director general del Grupo Techint, hizo declaraciones abogando por aplicar nuevamente el sistema de pasantías (empleos con sueldos bajísimos y subsidios del Estado para el abaratamiento del llamado «costo laboral»). Este mecanismo de superexplotación se puso en práctica en la época de Menem y subsistió durante algunos años.
Fracasó debido a que el engaño basado en el argumento de que dicho sistema «abriría posibilidades de un primer trabajo a jóvenes, futuros profesionales inexpertos quienes aprenderían y adquirirían experiencia en las empresas que los emplearan», rápidamente confirmó a cada pasante que, en realidad, se trataba de la explotación de mano de obra barata a cambio de no aprender nada. Quedaba expuesto claramente que la intención era bajar el promedio salarial y subsidiar a los monopolios.
En una nueva vuelta de tuerca e insistiendo a través de distintos flancos, el gobierno y los coreutas de su ideología burguesa tratan de engañar nuevamente. Refiriéndose a su ideal de empleo fugaz según el mandato del tiempo del que dispone el capital y las condiciones del mercado en donde a lo único que hay que asegurar y brindar estabilidad es a la ganancia esperada y no a la vida del trabajador, el inefable funcionario aludido dijo: «la posibilidad de entrar y salir del mercado laboral hace a su esencia; es como comer y descomer» (textual en el diario Perfil de ayer).
Pensamos que no es que el secretario de empleo no sepa hablar, el hombre llegó al lugar que ocupó en Techint y a su actual función dominando el arte del discurso, la mentira, el embrollo gramatical y expresiones idiomáticas de todo tipo que lo ayudan a engañar a sus interlocutores. Como todos los de su calaña sabe cómo utilizar las palabras. Simplemente, su ideología e impunidad lo traicionó llevándolo a la torpeza. El hombre está convencido que comer y defecar o comer y vomitar es tan natural como debiera ser emplear mano de obra y echar trabajadores a discreción. Lo que pasa es que al decirlo públicamente desde su cargo, frente a la prensa, no podía pronunciar las palabras defecar ni vomitar, pues quedaba políticamente incorrecto y se ponía en clara evidencia su espuria intención. Es por eso que en el apuro tuvo que recurrir a su burguesa imaginación e inventar el término «descomer».
El pensamiento del ex director de Techint es el pensamiento profundo de toda la burguesía monopolista y su torpeza oral no es más que la expresión del acorralamiento entre los deseos de ese sector de clase entre el muro de sus urgencias económicas por sostener la tasa de ganancia y la crisis política que les impide actuar con la seguridad y «naturalidad» de los señoritos patrones de estancia.
Ayer también se publicó una nota en un diario de la burguesía (Infobae), dando estadísticas y gráficos que ilustran y argumentan contra lo que consideran el «alto» nivel salarial del empleo formal en nuestro país, el cual involucra sólo a menos del 50% de los 17 millones de trabajadores. Nada dice del resto.
El gobierno y los monopolios no descansan en su intento de instalar la idea de que los salarios en nuestro país, son «muy elevados» y es menester bajarlos. Su sed de explotación no merma sino que crece con el tiempo, pues las urgencias de sus negocios así lo demandan
Dirán que las mayorías debemos sacrificarnos para el bien de todos (¡¡¡qué absurdo suena, pero es lo que dicen!!!)
Es tarea de los revolucionarios profundizar y generalizar la lucha por los salarios y contra todo intento de flexibilización laboral como parte de la lucha por la liberación de toda explotación, ya que mientras exista el capitalismo, la burguesía volverá una y otra vez por el achique de nuestro nivel de vida en forma ininterrumpida.