El grupo Macri tiene una deuda con el Estado nacional desde 2001. Esa deuda original es de 296 millones de pesos. El gobierno macrista anunció un “acuerdo” de pago por 600 millones de pesos, a pagar en cuotas hasta el año 2033.
Habrá más de un tecnicismo jurídico y/o económico para explicar si la deuda está bien actualizada o no. No debe importarnos. Lo que queda claro es que una empresa de la familia presidencial recibe como “sanción” por una deuda de más de 15 años, el 100% de indexación. De 300 que debían pagarán 600 y con un plan de pagos a 16 años. En total, 32 años para pagar una deuda reconocida hasta por la propia justicia burguesa.
La igualdad ante la ley, sacrosanto principio de la democracia burguesa, es más igual para unos pocos que para las grandes mayorías. Mucho más si se trata de la familia del presidente Macri. Como dice una famosa canción: “Toditos somos iguales, para unos los beneficios y para muchos los males”.
Se imagina algún lector poder pagar una deuda en 32 años con solamente el 100% de interés? Con las AFIP, con los bancos, con las compañías de servicios públicos? Será que el gobierno les propondrá imitar su generosidad manifiesta para un trato igualitario?
El cacareo de la igualdad burguesa se revela más que nunca como palabrería hueca ante tan escandaloso fraude. En realidad la igualdad ante la ley es la igualdad que goza la clase burguesa para explotar y oprimir a los obreros y el conjunto del pueblo; todas sus leyes están asentadas en legitimar la explotación cotidiana a los trabajadores y el despojo al conjunto de la sociedad.
Políticamente esta decisión del gobierno nacional, en circunstancias en las que se ve decidido a avanzar sobre las conquistas obreras y populares, ejecuta aumentos, habla todo el tiempo de achicar el gasto estatal, mientras renuncia a cobrar lo que corresponde por una deuda a una empresa de los Macri, no tiene nada que envidiar a las resonantes denuncias que todavía agitan diariamente sobre los negociados del anterior gobierno.
El gobierno que hizo de la transparencia una bandera electoral, por la cual muchos sectores populares lo han votado, deja en evidencia con este acto su intrínseco carácter de clase y sus prácticas corruptas que nada tienen que envidiar a las otras facciones de la burguesía que, desde los distintos gobiernos, actuaron con la misma impunidad.
Para los de abajo debe reafirmarnos en nuestras convicciones de lucha contra el enemigo de clase y contra su gobierno. Cualquier ajuste, cualquier recorte, cualquier intento de avance sobre los derechos de los trabajadores y el pueblo, ilegítimo desde el origen, se vuelve más ilegítimo aun ante semejante ejemplo de corrupción y negociado de la familia Macri.