Ayer a las 11 de la mañana falleció nuestro camarada, nuestro compañero, Raúl Gomiero, al que todos llamábamos «Mostaza».
No era casualidad su apodo; además de la revolución, su otra pasión era su Racing Club de Avellaneda. Infinidad de anécdotas y discusiones futboleras nos quedan en el recuerdo.
El gordo, nuestro entrañable compañero, las pasó todas. Las buenas, las regulares y las malas. Pero el Partido y la revolución siempre fueron su referencia, su norte. Aun cuando las circunstancias de la vida no le permitieran militar como él quería, siempre volvía a empezar con nuevas fuerzas.
Una de sus últimas comunicaciones con nosotros, desde la cama del sanatorio donde estaba internado, fue para contarnos que había hecho conocer nuestro proyecto a enfermeras médicos que lo atendían y mandó a pedir dos periódicos para entregárselos. Nos lo contó con mucha alegría, a pesar de los padecimientos que sus problemas de salud le provocaban.
Trabajaba como perito clasificador de cereales, oleaginosas y legumbres. Su trabajo lo hacía recorrer distintos puertos y depósitos aduaneros de nuestro país. Allí donde iba dejaba nuestra prensa, nuestros volantes, intentaba abrir puntas. Sus últimas actividades las centró en sacar el boletín partidario y repartirlo en los lugares de trabajo. Lo estaba haciendo con mucho entusiasmo y orgullo porque sabía, sentía, que así estaba cumpliendo con los planes nacionales de nuestro Partido.
Ayer, cuando nos tocó recibir la triste noticia de su fallecimiento, una profunda tristeza nos cubrió a las compañeras y compañeros. Lo inapelable de la muerte siempre golpea, siempre duele, tal vez porque sea ante lo único que los seres humanos nos sentimos impotentes. Pero detrás de esas sensaciones aparecieron los mensajes para recordarle a «Mostaza» que seguimos en la huella, que la revolución que tanto él quería está más viva que nunca. Así, la muerte termina siendo un episodio más de nuestras vidas.
Y estamos seguros que el gordo se fue tranquilo y seguro que vamos a hacer la revolución junto a nuestra clase obrera y nuestro pueblo.
Compañero «Mostaza», ¡¡¡Hasta la Victoria Siempre!!!