Varias noticias supuestamente inconexas entre sí terminan siendo la demostración de los planes del gobierno de los monopolios.
Entre las 140 empresas que acompañan a Macri en su viaje a España, figuran cuatro de las principales terminales automotrices radicadas en nuestro país: Fiat, Mercedes Benz, Toyota y Volkswagen. Uno de los objetivos, además de cerrar millonarios negocios, es “estudiar” el modelo español para llevar la producción de automóviles en nuestro país a un millón de unidades. Desde ya, el modelo a analizar implica “acuerdos” entre empresas y sindicatos para flexibilizar convenios, recortar derechos laborales, aumentar la productividad; en una palabra, incrementar la súper explotación a los fines de aumentar la tasa de ganancia de la burguesía.
Al mismo tiempo se conoce que en nuestro país Volkswagen anuncia suspensiones de 600 trabajadores durante un año y medio, mientras sus planes son sostener e intensificar la producción con los trabajadores que queden en planta.
¡En el día de hoy también se conoció que el gobierno nacional pidió el juicio político a los jueces que ratificaron la paritaria de los bancarios! Noticia que pasó como una más entre tantas.
Los esfuerzos del gobierno por garantizarle al capital monopolista las condiciones de explotación para que inviertan en el país, lleva a la sobreactuación del macrismo; desde la propia institucionalidad burguesa, el querer juzgar a jueces que cumplen con la ley es de una gravedad política que desnuda la desesperación gubernamental por cumplir a rajatabla con sus planes.
Lo que deja a las claras el verdadero plan del gobierno: un ataque furibundo a los derechos obreros y populares mediante la flexibilización a la baja de los convenios laborales, el tope a los aumentos salariales y el aumento de precios de bienes y servicios esenciales. Mayor productividad laboral, achicamiento de la masa salarial y ataque al nivel de vida de las masas.
La desesperación gubernamental tiene su razón de ser. Tan claro como sus planes son claros los problemas y dificultades para llevar adelante los mismos. El consenso político que necesita este tipo de medidas es más que escaso. Podríamos afirmar que una amplia base social se encuentra entre la incertidumbre de perder el empleo, los malabares para llegar a fin de mes y la convicción de que estas políticas que prometen el oro y el moro son más de lo mismo. El despertar “combativo” de la CGT expresa el mar de fondo que corre por abajo. Las entrañas de la lucha de clases levantan temperatura y obliga, aun a los burócratas sindicales que apoyaron hasta aquí todas las medidas gubernamentales, a acomodarse ante esa situación
El humor social contra el gobierno se acrecienta día tras día. El estado de ánimo es de lucha y confrontación, aun cuando no se exprese en un polo de acumulación política que marque otro rumbo.
Sobre esa base material se deben fortalecer las políticas e iniciativas revolucionarias que enfrenten las medidas del gobierno en todos los frentes. No debemos esperar a las grandes explosiones; debemos organizar la lucha y la movilización popular en cada lugar que se trate. Movilizaciones cotidianas, semanales, como cacerolazos, bocinazos, cortes de calles, paros y medidas de fuerza en cada lugar de trabajo, bien pegadas allí donde están las masas para garantizar masividad y participación. Para que las metodologías de acción sean las que se decidan desde abajo y permitan la expresión genuina del estado de ánimo de lucha que anida en nuestro pueblo. Las batallas que tenemos por delante deben apuntar a incrementar el ritmo de la construcción de las organizaciones independientes de los trabajadores y pueblo en general.
El estado de movilización permanente será el vehículo que lleve a mayores confrontaciones ya que en el mismo se irá consolidando esa organización desde abajo, y la rebelión que haga sentir a los de arriba el repudio a sus políticas y condiciones aun más a las mismas.
Cada una de esas iniciativas será una fogata que se encienda para sumar al gran fuego que haga retroceder y hacer caer las políticas de la burguesía.