En una entrevista al ministro de trabajo se ratifica la idiosincrasia de la clase dominante. Una verdad y una mentira juntas hacen una gran mentira. Veamos:
«…por eso nosotros no queremos afectar el salario. No nos sirve. No queremos bombardear el poder adquisitivo. Ahora, sí estamos haciendo esfuerzo enorme para controlar la inflación, ¿eso tiene que ir en detrimento de salarios? No. Ahora en todos los casos vamos a querer un salto de productividad. ¿Qué vamos hacer para producir mejor? No tiene que ver con discusión salarial sino con cómo discutimos las condiciones de trabajo.»
Es verdad, quieren controlar la inflación, no hay duda, pero no dice este “señor” que, para él, el 2016 no existió. Se pasó por alto un porcentaje superior al 40% de ese año, ningunea la vida real de nuestro pueblo en donde los alimentos, por ejemplo, jamás tuvieron y tienen un techo.
La “lucha” contra la inflación que su gobierno pregona justamente está basada en la baja del salario, es decir que con ese argumento su gobierno intenta esconder lo que no se puede esconder: hacer recaer el costo de la anarquía del sistema capitalista sobre los asalariados. Sin embargo la mentira de toda la clase a la que pertenece el ministro no tiene fronteras. La inflación sigue existiendo, lo acaban de confirmar cuando ayer el presidente del Banco Central afirmó que «se vienen tres meses difíciles para frenar la inflación a causa del aumento de tarifas», a esto deberemos agregarle el aumento de medicamentos, útiles escolares, alquileres, etc.
Todos los días estamos contando las monedas para poder llegar a buen puerto. La angustia, bronca y dolor ponen sobre la mesa, cotidianamente, lo que verdaderamente nuestro pueblo está debatiendo a diario. ¡Así no se puede seguir!
Sin embargo este “señor”, “el irritativo”, no tiene descaro, admite que lo que se trata es de lograr mayor productividad y mejores condiciones de trabajo (no aclara, pero es obvio que cuando dice mejores condiciones de trabajo es para engordar las ganancias de la oligarquía financiera)
Aquí no se hace cargo de la cantidad de despidos y suspensiones ya realizadas, de fábricas y talleres que cerraron sus puertas, de comercios cerrados, etc. De miles y miles en las calles en busca de trabajo. Por el contrario, y hasta desafiante, habla de productividad es decir: despidamos, suspendamos, reduzcamos los planteles pero con los que nos queda produzcamos más.
600 suspensiones en VW de la planta de Pacheco, un 15% del plantel afuera pero nuestro presidente en España con cuatro gerentes de las automotrices prometen el oro y el moro a sus “inversores” que “vamos” por el millón de autos.
Claramente la productividad será la punta de lanza de la burguesía monopolista. Un plan que está acompañado de reducción de salario y disciplinamiento de los trabajadores.
Este señor, para llevar adelante este objetivo se apoya en el Estado, aquí no habla de que el mismo es un “elefante” y hay que “achicarlo”. Se atrincheran en su Estado, le dan el verdadero contenido de clase. Reprimen, en el sentido más amplio de la palabra, a las grandes mayorías.
Reprimen, significa que suspensiones y despidos tienen dos objetivos centrales: por un lado intentan disciplinar a todos los asalariados, amenazar, amedrentar, atemorizar, desmembrar la nuevas organizaciones de los trabajadores y, por el otro, con la misma plata, producir el doble.
Ayer en la planta de VW Pacheco el despliegue represivo dentro y fuera de fábrica fue impune. Estado a su servicio.
Pero este “señor” bocón dijo lo que tenía que haber callado, lo que de verdad están debatiendo como clase dominante y que les provoca tanta crisis política.
Veamos, cuando el periodista le preguntó por el blanqueo laboral…
P.: ¿Qué pasa con el proyecto de blanqueo laboral?
J.T.: Todo lo vamos a hacer cuando construyamos consenso. Hay voluntad de las partes. También hay una dinámica de reclamos que está planteada. Hoy, el escenario de movilización hace que no exista tanto margen para esas discusiones.
Entrevista de Guillermo Laborda Cronista Comercial – jueves 23 de febrero del 2017.
Es verdad, la movilización los pone en caja y por lo visto, usted recibió el golpe.
El muy caradura plantea construir consensos pero, ¿nos imaginamos construir consenso con paritarias al 18%? ¿Con empresas con mitad de personal y produciendo el doble? ¿Con inflación, con recortes en salud, en educación, cultura, ciencia, con inflación?
Nunca como antes un gobierno tuvo tan poco consenso político en el pueblo, a pocos días de haber firmado el nuevo convenio de petroleros entre el presidente, las petroleras y los traidores (empresarios) sindicales ya se han abierto varios frentes de lucha. Ayer mismo se logró un triunfo. Se pagaron las indemnizaciones. Ellos golpean sin espaldas anchas, pero golpean. En este lado de la barricada se intentan evitar los golpes y a la vez se preparan fuerzas enormes sustentadas en la experiencia, la bronca y las nuevas metodologías de organización. En estos marcos de preparación aparecen en el escenario las ideas y propuestas revolucionarias de una salida a tamaña afrenta a la dignidad humana. Las embestidas populares están dadas en muchos puestos concretos de lucha, ése es el consenso que usted y su gobierno en nombre de toda la oligarquía financiera nunca encontrarán. Las nuevas olas de protestas no se hacen esperar y, en ellas, las grandes mayorías comienzan a recibir con mayor disposición el ideal revolucionario, ¡nada será como antes!