La situación está cada día más caldeada y no sólo por las altas temperaturas. Lo que la torna así es -sin lugar a dudas- el hartazgo y el marcado empeoramiento de las condiciones de trabajo y de vida.
Las irritantes políticas de la burguesía, ampliamente a favor de los monopolios, con sus planes de reducción salarial, aumento de la productividad, modificación de los convenios laborales (lo que en su jerga empresaria se denomina “reducción de costos” que además implican despidos), modificación de seguros por accidentes, alta inflación, políticas de ajuste, reducción de las jubilaciones, etc., tienen ya un pronunciado rechazo desde la amplia mayoría de nuestro pueblo.
En este mar de enfrentamiento que se generaliza y que jaquea al gobierno macrista y su alianza política, los Ceos de España han planteado que “Deben perseverar en las reformas, para recibir inversiones. Pero, una cosa es querer y otra la realidad”.
El paro docente del 6 de marzo, la movilización de la CGT el 7 y el paro internacional de mujeres del 8 de marzo (que tiene en nuestro país un gran epicentro), condensan dicho hartazgo. No han surgido en las alturas sino producto de la acción, la presión y la lucha desde abajo. A esto debe agregarse el estado deliberativo y asambleario, y el ejercicio de la democracia directa que ya despuntan como metodología de resolución en el conjunto de los enfrentamientos y conquistas, que en gran parte de las luchas de nuestro país comienzan a prevalecer.
Es payasesco y sintomática la grave crisis política, con la campaña de desprestigio hacia el paro docente impulsada desde los mismos poderes del sistema. Es una expresión de resignación que echa más leña al fuego y hace que las respuestas masivas en contra de esta bravuconada del gobierno (que incluye la amenaza de cerrar paritarias por decreto) sean tan irrefutables como contundentes. Juegan un efecto multiplicador en contra del propio gobierno.
En su búsqueda desesperara por las ganancias, la profundización de la explotación y el mas descabellado sumergimiento de nuestro pueblo a las penurias de una vida miserable y ruin, la burguesía monopolista intenta la prosecución de sus planes en una situación de auge, de no resignación y de conquistas, navega en aguas demasiado turbulentas, la crisis política y la gobernabilidad se han agravado y el propio frente interno esta quebrantado frente a la tozudez de nuestro pueblo por conquistar una vida digna.
No por casualidad, el Gobierno de San Luis hace dos días otorgo un aumento del 40% escalonado en tres cuotas a los docentes y demás empleados del estado provincial, agregando un incentivo del 25% a los directores de escuelas. Aun con este nivel de aumentos, los salarios docentes o estatales en esa provincia no llegan a 10.000 pesos, o sea, ni roza la canasta básica. Pero es un hecho político que desde la supuesta oposición y plenamente en carrera hacia las elecciones de octubre, estos actores de la burguesía salen raudamente a poner paños fríos a la conflictividad social. Con esta movida, que solo es una solución para salir del paso, no hacen más que crear una situación aun más seria, porque ya generó el antecedente en el conflicto docente nacional, poniendo en el tapete el 40% de aumento salarial. Profundiza la crisis política en la superestructura entre los gobiernos provinciales y el central, pretendiendo instalar una alternativa de gobierno frente al desbarajuste del gobierno macrista.
La situación ha cambiado porque la nitidez entre los de arriba y los de abajo, entre la clase obrera y el pueblo frente a la burguesía monopolista, sea de la facción que sea, se profundiza. No cierra con un cambio de modelo, no cierra con populismo, no cierra con el despotismo macrista. Su crisis y su ingobernabilidad seguirán porque la burguesía es enteramente anárquica y está sumergida en una crisis estructural ineludible.
Pero frente a esta -su enorme debilidad- aun tiene el peso opresivo del Estado a su servicio, es decir, su herramienta de dominación de clase.
De allí que para el desarrollo de la revolución se debe profundizar el proyecto revolucionario desde la organización misma de nuestro pueblo, desde las bases proletarias y populares con la independencia política de la tutela burguesa y su Estado. Transformando estas expresiones en verdaderas fuerzas de acción, que no le den respiro al poder dominante, constituyéndose en un verdadero ejército político que se encamine a la toma del poder desde el poder mismo de su protagonismo.