Hablemos de cualquier cosa menos de lo que hay que hablar: Podría ser una muy buena ecuación para definir el juego de la burguesía que está en el gobierno, versus una oposición burguesa que aspira en una repuntada electoralista a disputar la administración de las políticas que les ordene el poder económico en nuestro país.
Así, maniqueamente, nos intentan meter por sus disputas electorales el discurso macrista- kirchnerista antagonizando, atizando y reinventando el bipartidismo a través de la famosa teoría de los dos demonios, en una parodia aggiornada de democracia o anti democracia.
La cuestión, en última instancia es hacer del debate de la cosa pública en el terreno político una verdadera ficción para desvirtuar tratando de desviar el torrente de confrontación cada vez más agudo de la real lucha de clases en nuestro país.
En el fondo, y en esencia, esto expresa una profunda debilidad de la capacidad de engaño de las clases dominantes como forma de dominación, más allá que aún obtengan algunas expresiones pírricas como la plaza en defensa de Macri; o que el kirchnerismo se autoproclame el abanderado de los derechos humanos. Y ahí lo mediático juega su papel estelar: la plaza de defensa a Macri es la decente, y la de las movilizaciones populares expresan la inmoralidad.
Más allá de este infantilismo que utilizan para dividir y confundir, la confrontación que las masas argentinas están llevando a cabo ya no tienen freno ni retorno, pues lejos están de estar impregnadas de la cosa electoral.
Muy por el contrario, nuestro pueblo va en defensa de sus reclamos oponiéndose contundentemente a estas brutales políticas de ajuste.
Esto es lo que más le preocupa al poder, al PODER CON MAYÚSCULA; y es que las movilizaciones y organización que se está dando y gestando no son impulsadas por los gordos de la CGT, la súper estructura de los gremios docentes, o La Cámpora; sino que la fuerza motriz de las asambleas y confrontaciones surgen desde las bases donde no les queda otra que intentar ponerse al frente para tratar de menguar, en cierta medida, la independencia de los trabajadores y poder sacar algún rédito en sus necesidades electorales.
La lucha docente golpeó al gobierno políticamente, y si bien el paro docente específicamente es una medida de fuerza que está condicionada en lo económico, el nivel de movilización dado y el que viene (que será superior aún) atraviesa a toda la sociedad.
La movilización impulsa a la organización y a la búsqueda de salidas políticas de fondo, de cambios revolucionarios, de cuestionamientos al sistema, de miles de interrogantes de hacia dónde ir definitivamente para lograr ser un pueblo feliz y despojarnos de todas estas lacras.
Pero hay hechos sumatorios al conflicto docente con un mar de fondo que terminó de erosionar a la burguesía y sus planes, y son los cientos de miles de conflictos sectoriales aparentemente menores, pero que no lo son, que se dan en el día a día todos los días, y el estado deliberativo político que expresa un nuevo auge de las luchas populares, donde se retroalimentan y que son silenciados por los medios masivos de comunicación (la lucha en los puertos sojeros santafecinos se conoció nacionalmente por el trágico crimen de un compañero), pero que no se den a conocero no significa que no existan.
Lo de la plaza en apoyo a Macri tiene este contexto. No hay que ser tan lúcidos para darse cuenta de la debilidad que tienen. Tal apoyo fue precedido de una tremenda campaña encabezada por los Nelson Castro, los Lanata, los Leuco, los Bonaresio, los Montenegro….la lista es larga; donde apabullados por la ola de movilizaciones que los asfixió en sus propios discursos en defensa del gobierno, salieron a pedir represión. Pero no da amigos!!!! No da!!!! Y ahí es que surge la idea de esta movilización en defensa de Macri. Parodia de la de Neustadt, un fascista confeso que llamó a movilizarse en los ’90 para apoyar al menemismo en un contexto de reflujo de los trabajadores producto de la profunda recesión y desocupación más alta de la Historia.
Solo hay lugar para que las monumentales movilizaciones de marzo no sean tapa de los grandes medios, y sí lo sea la de apoyo a Macri. ¿Qué piensa el poder? ¿Qué con esto vamos a llegar a fin de mes? Nuestro pueblo exige soluciones, no que nos indiquen cuál es nuestra realidad diaria, con películas que todos conocen el final. Reinventarse que tienen consenso es un nuevo atajo de la vieja política que también los lleva al vacío. Que tengan memoria que nuestro pueblo tiró la Dictadura con lucha y movilización; que tengan memoria que también lo tiró a De La Rúa con la lucha y la movilización producto del robo y saqueo a nuestro pueblo.
Estos señores tienen que tener en claro que nuestro pueblo conquistó las libertades públicas y políticas, que no tiene retroceso, y que le dan la espalda a esta plutarquía donde ya está agotada la credibilidad a la institucionalidad burguesa.
Las clases se mueven por intereses, y los movilizados ayer tendrán los suyos. Pero el concepto de pueblo (recurriendo a Marx) no es un grupo étnico determinado, organizado en una nación o territorio. Pueblo son las masas laboriosas explotadas por una clase en el poder. Pueblo son los millones de argentinos sometidos bajo un régimen que solo nos trae todas las calamidades que padecemos. La reacción no es parte del pueblo argentino.