La carrera por la monopolización y la concentración del negocio de las energías renovables y no renovales se ha convertido en una feroz lucha de intereses donde intervienen grandes corporaciones como General Electric, Chevron y Aluar, entre otras. El viaje de Macri a China y la concreción de una postergada represa hidroeléctrica en Santa Cruz, tiene directa relación con este escenario.
Estas disputas, que implican un negocio formidable a expensas de políticas económicas explicitas desde el Estado y que el actual gobierno de los monopolios sostiene como garante de esos intereses, son el telón de fondo de cada anuncio, de cada firma de acuerdo, de cada regulación que en materia energética hace el gobierno. Sin embargo, este marco general es anárquico, no se desenvuelve precisamente de un modo armonioso sino por el contrario, es una feroz guerra que muestra no sólo que los tarifazos eléctricos y de gas obligan a pagar a precios altísimos los servicios, sino que expresan esos intereses en pugna. Y que si no fuera por los enfrentamientos a los ajustes los aumentos serian aun más altos.
Los anuncios sobre energías renovables de hace unas semanas o los anuncios de acuerdos de rebaja del precio del aluminio pactado con Aluar, expresan las dilatadas demandas de cada núcleo de negocios monopolistas por obtener las mejores ventajas.
La incertidumbre frente al negocio y la falta de reglas hace a las quejas del Ceo de General Electric, un tal Anzola, que afirma en tono de protesta que “Hay una decena de interesados en las próximas licitaciones, pero las contramarchas de la política local donde un gobierno pueda modificar por completo las reglas escritas por sus predecesores son un riesgo para los inversores.”
Las modificaciones que reclaman están sujetas a la situación política y la gobernabilidad que atentan las conveniencias de cada interés en pugna. Esta multinacional ya tiene la pata puesta en Vaca Muerta y busca profundizar sus ganancias con mayores concesiones del Estado. “En el caso de las (inversiones) de energías renovables ya están garantizados los fondos del Estado” afirma, de lo cual debe inferirse que el Estado debe garantizar también los fondos para las no renovables.
La prensa anunció el acuerdo con Aluar por la rebaja de un 14% en dólares del precio del aluminio como una gran iniciativa del gobierno. Según el acuerdo esto permitirá reducir los costos de la construcción. Al mismo tiempo se espera el anuncio en el mismo sentido con Siderar y Siderca para reducir los costos no solo en construcción sino, de la producción automotriz.
Lo que no dice -o mejor dicho, ocultan las noticias- es que el acuerdo implica subsidiar el consumo energético de Aluar, que según ellos es sostener el gradua ismo en los costos de su consumo de energía pero, que en los hechos es conceder mayores ventajas en las disputas por los negocios a costa del pueblo argentino.
Aluar no solamente es el mayor productor de aluminio de América Latina sino también un gran consumidor de electricidad, que equivale al de una ciudad de un millón y medio de habitantes. En función de sostener su alta demanda energética, ha concentrado centrales hidroeléctricas y de empresas que utilizan gas natural como fuente de generación de electricidad. El “sostenimiento del gradualismo” implica un subsidio del 20% al consumo de gas y al consumo de las partes de la energía provista por otros monopolios. Pero no solo en función de la producción de aluminio sino, de la producción eléctrica en general. Porque al contrario de lo que parece o como se lo presenta desde los medios, pareciera que Aluar está subordinado al Estado y los buenazos del gobierno de turno les conceden favores por ser buenos muchachos.
Sin embargo no solo es el monopolio más grande de Latinoamerica como productor de aluminio sino, que se ha convertido también en el mayor productor y transporte de electricidad de la Patagonia.
O sea que su dependencia de la electricidad es relativa y al mismo tiempo absoluta su decisión de monopolizar las ventajas de un gobierno y un Estado que converge como representante de estos intereses.
El eje de la formación de precios, tarifazos, ajuste en los servicios eléctricos y de gas tiene directa relación con estas disputas. Lejos de ser una gran noticia de los progresos de la política de Macri y sus Ceos, cada convenio, cada tranza, cada acuerdo, solo tiene el sello oportunista de los monopolios en guerra, que como consecuencia no tienen otro destinatario que los perjuicios de nuestro pueblo.
La propaganda sobre las ventajas de las energías renovables y no renovables es también electoralista. En realidad encubre todo el despilfarro, el manoseo y la apropiación de los recursos que nos pertenecen, para vendernos una panacea, un sueño capitalista mas del que todo el mundo ya está harto.