En varias oportunidades hemos dedicado notas respecto a cómo la clase obrera y trabajadores en general, en determinados momentos, producto de la acumulación de fuerzas, consiguen despuntar la independencia política y desplazan de la dirección política de los trabajadores a los burócratas de los gremios. Pero en esta oportunidad, en el enfrentamiento que llevan adelante los choferes del transporte urbano de la ciudad de Córdoba, se expresa claramente un elemento que viene empujando y anunciando desde las bases un verdadero cambio en el estado de las cosas.
Los choferes cordobeses, con lucha que vienen sosteniendo desde hace años, han llegado a sumir a la burocracia del gremio de la seccional en una crisis política sin retorno, y en esta oportunidad se han plantado con un paro y movilización que están llevando a cabo en estos momentos ante la burguesía y la burocracia nacional, contra el acuerdo paritario del 21% en tres veces que firmó la UTA nacionalmente y contra la intervención del gremio en la seccional
Los trabajadores reclaman el llamado inmediato a elecciones y desconocen, de hecho, a los dirigentes que en este momento están interviniendo el gremio.
La burguesía acorralada en un callejón sin salida, se ve con el aliento en la nuca, porque entiende claramente que ésta es más que una reivindicación económica que de una u otra manera pudieran contener. Aquí se trata materialmente del avance y la imposición de las bases trabajadoras por sus aspiraciones políticas.
Un conflicto que pone de manifiesto la madurez política que la clase obrera ha alcanzado. Sin medias tintas, parada sobre las bases de la democracia directa, avizora un camino minado para los monopolios y sus instituciones, al tiempo que se afianza firmemente en el camino de la independencia política y de la organizaciones necesarias para llevarla adelante.