El rol que están jugando los llamados medios masivos de comunicación silenciando los hechos de lucha y confrontación que están dando los trabajadores en los más diversos lugares del país, demuestra, en el fondo, la debilidad política de la burguesía monopólica y su gobierno de turno.
Estos tipos tratan de crear una necesidad y después vendernos el producto, asumiendo utópicamente la teoría del consumismo en lo relacionado a los fenómenos de la lucha de clases como si a esta se la pudiera tratar como a un producto comercial.
Han hecho como un lema que si un hecho aparece en los medios, existe, es la realidad; si un hecho no está en los medios, por más que exista, “no existe”. Y cuando ya no pueden esconderlo, lo desvirtúan con la intencionalidad expresa de que la opinión pública desapruebe “el producto”. Así lo vemos a diario.
Para ejemplos sobran botones. Cuando paran los docentes afirman que son unos insensibles con los niños y adolescentes al privarlos de su educación. Cuando paran los médicos, dicen dejan abandonados a su suerte a los pacientes, y por lo tanto están deshumanizados. Cuando para el transporte, dicen que no piensan que están afectando a los trabajadores. Y así una chorrera de mentiras disfrazándolas de verdades que solo son un invento de ellos, tratando de instalar el producto de que no se puede luchar; y así sacan a relucir las muletillas de porqué no “protestan de otra forma”, y hasta sabiondos periodistas afirman: “Con tantas formas de protestar que hay, por qué estas?”
El papel que están jugando los grandes, por ejemplo con el conflicto de choferes en Córdoba, es de un absoluto silencio, salvo en la Ciudad de Córdoba que, obviamente, no lo pueden tapar porque no hay trasporte en toda la ciudad. El resto de la prensa nacional, ni una palabra.
Periódicos y sus respectivas radios y canales de TV (ahora son multimedios) como Clarín, La Nación, Diario Popular, Ámbito Financiero, El Cronista, etc., no dicen ni una palabra, o de última llegaron a pasar un flash en algún canal del conflicto de choferes en Córdoba, que ya entra en su séptimo día.
Tal silencio no va a limitar el descontento del pueblo trabajador con la tremenda situación económica que se está viviendo y el rechazo a todas estas políticas. En realidad, lo que están intentando es que no les estallen huelgas generalizadas en todo el país, y menos aún por fuera de la legalidad burguesa y sus estructuras sindicales. ¿Por qué tanto temor? ¡Si la confrontación es solo electoral entre macristas y kirchenirstas! Hasta la denominan ”La grieta!!!” La agitan todos los días a toda hora.
Tales atajos que hace la burguesía tienen su efecto: retrasan, confunden y hasta hacen vacilar algunas decisiones. Esto también es parte de la dominación. Esto, e incluido el silencio, no habla muy bien de la fortaleza de su dominación; y este es el punto donde se expresa con mayor claridad la crisis política de la burguesía, donde todo se le vuelve en contra.
Vivimos un tiempo en donde al sistema capitalista le encantaría recurrir al fascismo para poder ordenar su dominación, pero para ello hay que tener con qué, y ese con qué es el consenso político estratégico que necesitan. Es decir que exista una ceguera muy grande aunque sea mínimamente en parte de la población que adhiera y confíe en el discurso de la burguesía en la solución de los problemas que aquejan al pueblo, que puedan tomar medidas recurriendo a la más cruenta represión. Pero el fusil es esclavo de la capacidad ideológica y política, y para ello la correlación de fuerzas del sistema hoy está en una tremenda debilidad, y la única conducta fascista que pueden asumir es la del nazi Goebbels, es decir la de la mentira y el silencio.
Pero incluso en tales conductas, en un mundo revolucionado en las comunicaciones que ellos mismos han creado en aras del consumo y la ganancia, todo llega, todo se coordina, todo se sabe. Los pueblos están intercomunicados y las enseñanzas de Goebbels en el mundo actual quedan como el avestruz, les calza justo: la cabeza en un hoyo y el culo al aire.
Esto también es parte de su crisis: antes silenciaban encarcelando y matando, hoy silencian mintiendo o no hablando; pero más allá que siguen haciendo daño, todo el mundo habla y se entera. Hoy la libertad de prensa del sistema es corrupta como es inherente la corrupción al sistema capitalista.