Esta semana comenzaron a llegar las boletas de gas y electricidad. Si bien es muy difícil hacer una lectura de las facturas, las mismas se confeccionaron abarcando más días, ya que no debían llegar antes de las PASO. Con un 20% menos de consumo del mismo período del año anterior, el aumento fue del 100%. Recordemos que en octubre y noviembre, nuevas embestidas tocarán el timbre de nuestras casas.
Las empresas de servicios cobran en pesos y a la hora de analizar qué hacen con esos pesos “descubren” que les es más conveniente comprar dólares por otra ventanilla, sacarlos del país y ubicarlos en cualquier punto del planeta globalizado que signifique una inversión onerosa.
Con este mecanismo tan simple y otros tantos del mismo tenor, en el primer semestre se incrementó la “fuga” de capitales un 28.5%, una cifra escalofriante de 7.677 millones de dólares.
Lo curioso del sistema es que con esos 7.677 millones se realizan todo tipo de operaciones. No “vuelven para mejorar servicios”… Y si así lo hicieran, marcan la cancha como capital financiero; van al mejor postor, su abanico de inversión es grande. En nuestro país, la especulación no tiene límites.
El discurso del gobierno post PASO es que las inversiones van a venir. El rumbo del país es el “correcto” y varias palmaditas en la espalda (como la del Vicepresidente de EEUU y el Banco Mundial) no le vienen mal a una administración que el día lunes comenzó a analizar el verdadero estado de ánimo de nuestro pueblo.
Pasado el show mediático hay que pagar las boletas de luz, agua, peajes, nuevos precios en alza de gran cantidad de productos, sobre todo alimenticios. Postergación para comprar ropa, remedios, nos la pasamos día tras día para solucionar problemas que aparecen, que son cotidianos, como el arreglar nuestra casa, el coche, un electrodoméstico… O simplemente, privarnos definitivamente del ocio y el placer.
El mal humor se extiende, la bronca se va acumulando, el gobierno sabe que no puede tocar las tarifas de transporte porque es una afrenta cotidiana a la gran mayoría laboriosa, es cachetearte en la cara que el salario viene perdiendo poder compra. Por eso incrementa el subsidio a las empresas en un 18%, cuando su discurso plantea lo contrario.
Entendemos que la situación actual se profundizará más allá del voto de octubre y que de una u otra manera, la misma se expresará como hasta ahora. Más lucha, más movilización… pero por sobre todas las cosas, se continuará en la búsqueda de una salida política. El vacío es muy grande y se continuará llenándolo.
Nuestra propuesta tiene un norte. El no dejarlos gobernar como ellos quieren gobernarnos se asienta en la idea de golpearlos en todas partes, haciendo pie en cada lugar en donde nos encontremos. Si hay amenaza de despido, recurrir a una asamblea bien desde abajo, debatir el tema y resolver las medidas a tomar; lo mismo en barrios, escuelas, hospitales, universidades etc., no dejarlos pasar en donde logremos masividad, recurrir permanentemente a la asamblea con democracia directa.
Hay que persistir en la idea de unir por abajo todo ese espíritu contra la injusticia y materializar en instituciones de ese carácter, esa disposición.
Cuando decimos no dejarlos gobernar es porque la idea va más allá de una conquista inmediata. Se trata de ir golpeando a la clase dominante en su eslabón más débil -que es el político- y es por ello que él no dejarlos gobernar debe tejer una telaraña política que unifique por abajo lo que la historia de nuestro pueblo ya supo hacer.
Todas las fuerzas dispuestas a esta conducta política deberemos trabajar en simultáneo para seguir organizando una alternativa política independiente de la clase obrera y el pueblo. Y es en ese camino sinuoso y complejo que se nos presenta, que la construcción de herramientas políticas revolucionarias en el plano sindical pasa a un primer plano de la lucha política.
Lo dominante en ese plano es lo perimido, lo viejo, lo que aún juega como dique de contención aunque esté andrajoso, deshilachado y putrefacto.
Las fuerzas potenciales de nuestra clase obrera intuyen que hay nuevos caminos que se están transitando y que son los necesarios. Pero en el arranque de éstas alternativas hay que ponerle todo el fuego, la materialización que está ya en marcha deberá constituirse como alternativa política independiente de la burguesía y deberá romper el límite de la lucha económica que por sí sola terminará en el intento.
No hay una solo signo de que el gobierno y la clase dominante se encuentren consolidados en su proyecto político, y a ese eslabón débil hay que romperlo con propuestas que ya están en marcha y trabajarlas día por día y cada vez más abajo.