El Presidente Macri fue muy claro y nada conspirativo al afirmar, en el coloquio de IDEA en Mar del Plata, en relación a la reforma laboral y la recontra confirmación de la Santa Alianza: “Hay mucho miedo y conservadurismo en torno a una eventual reforma laboral. Hay que sentarse en una mesa el gobierno, el sector privado y los sindicatos y discutir de buena fe cómo vamos a defender el trabajo”.
Está claro que Argentina es Argentina, y la lucha de clases la torna distintiva a la hora de “modernizar” y adecuar en nuestro país el nuevo esquema de producción mundial exigido por las necesidades del capitalismo. De lo que se trata es de modernizar las formas para mayor explotación y sometimiento a los trabajadores.
En primer lugar, se agarró la burguesía como abrojo a la reforma laboral a la brasilera, pero ni bien hicieron el amague intentando hacer la ley ya estaba reculando: “la reforma por las cámaras legislativas no va”. Ahora la cosa va por la reforma a los convenios, y ahí se desnuda que también está el temor y el conservadurismo del que habla Macri.
Y tienen mucha razón por sentir temor, si no pueden llevar la reforma a coronarla como ley, con qué elementos se creen los gremios y empresarios que van a poder implementar las reformas a los convenios, que si bien es cierto que lo lograron en uno de los gremio de los petroleros en Vaca Muerta como prueba piloto hace tiempo atrás, y en el SMATA que hizo lo mismo; pero timoratos y asustados se negaron a publicar las actas acuerdo, y van implementando las medidas a cuentagotas, con un “ablande”, al principio, de suspensiones y despidos tratando de relegar a los trabajadores.
Estos hechos, que en cierta medida lograron, no sin temor, en el marco de sus aspiraciones y necesidades, por eso Macri habla de conservadores pues se quedaron cortos, y ahora tratan de dar un nuevo golpe pero ya se les hace muy cuesta arriba (como escalar el Himalaya) lo que afirma que el gradualismo fue una imposición que les puso la propia lucha de clases, y la debilidad política endémica que tiene la burguesía en nuestro país. No es un cliché que no pueden gobernar como quisieran.
Claro es el ejemplo en el sector lechero: tuvieron que simular la quiebra de SANCOR amenazando con cerrar una planta, que generó movilización de los trabajadores y el pueblo, con el único fin de extorsionar la reforma al convenio, reforma que fue en secreto e inconsulta. Los trabajadores ni enterados. Este hecho va a traer un costo, pues la lucha de los trabajadores ante la implementación de las medidas se va a llevar puesto al gremio y la empresa no hará las reformas como era su deseo.
Pues hay algo que es clave, como la Ley de la Gravedad, los convenios lo tienen que debatir los trabajadores entre los trabajadores y nunca puede ser a la baja (de qué modernidad se habla?), y a partir de acá se elevan los reclamos a los empresarios.
El modificar convenios a espaldas de los trabajadores tiene el vuelo de una gallina. Estos tipos se olvidan que la BANELCO les costó muy caro, y si bien hicieron la reforma la lucha de las bases les impuso las paritarias: un Karma para la burguesía, que si bien han sido bastardeadas por el sindicalismo, no se la pueden sacar de encima.
Es decir, la reforma laboral se termina transformando en el gran desafío de la burguesía. Hoy es la madre de las batallas para ellos, que aunque lograron romper algunas defensas se terminaron empantanando. Tanto Napoleón como Hitler quisieron llegar a dominar Rusia; obstinados en ello construyeron el principio del fin de sus imperios, aunque parecían invencibles.
Cuando Macri afirma que hay mucho miedo, muestra en el fondo la incertidumbre que expresa el poder real ante la impotencia de llevar adelante sus objetivos a cualquier precio. No hay con qué.
Es que el pantano lo encuentran en los trabajadores, en su lucha sector por sector, empresa por empresa, donde comienzan a organizarse de nuevas maneras, conspirando contra los gremios y las patronales. Una resistez aquí y otro allá, cuando ésta se desespera pues su desafío es la productividad. Es en tal ejercicio que surgirá un nuevo movimiento de lucha y confrontación de los trabajadores donde irremediablemente debe ir de la mano de las ideas revolucionarias y la organización para desterrar el capitalismo como forma social de vida. Esto está agotado y hay que destruirlo. Debemos hacerles un infierno para sus planes de hambre, súperexlotación y miseria.