En una nueva vuelta de turca de la lucha de clases, la impronta está marcada por el curso de las masivas movilizaciones contra las injusticias del capitalismo. Y allí anida un sinnúmero de desafíos y también de experiencia de nuestro pueblo, y en particular, de la clase obrera.
Ahora, en este punto de la historia y en particular del capitalismo, los monopolios no pueden dejar de llevar adelante los planes para sostener sus ganancias y con ello es imposible que no se profundicen -como nunca antes- las contradicciones en las relaciones de producción en esta caduca sociedad. Hoy no hay posibilidad que la burguesía mire hacia un punto del planeta como su objetivo a alcanzar y confundir a las masas con supuestos desarrollos favorables para la población; pues hacia dónde se mire, se encuentran crisis y agravamientos en las condiciones de vida de los trabajadores.
Las viejas recetas de la burguesía para contener a los pueblos y concretar sus negocios comienzan a recibir duros golpes de una amplia conciencia de las masas, y se abren jornadas que marcarán verdaderos jalones en la lucha de clases. Con una clase obrera que transita caminos que ya conoce, pero estas vez, con esa mayor experiencia a la que nos referimos.
Ahora, en el camino sin retorno que ha emprendido este gobierno al servicio de los monopolios, echando mano a la represión, con la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, y a pesar de los esfuerzos que han hecho y hacen por manterse en los marcos de la disputa interburguesa, no han podido esconder que tan grave echo se ha dado en el marco de la lucha de clases. Y nuestro pueblo conoce sobradamente que la burguesía cuando no puede por medios “institucionales democráticos” imponer nuevas condiciones a la población, saca a relucir el más crudo fascismo.
Esto ha puesto blanco sobre negro la urgente necesidad de avanzar en el camino de unidad por las libertades políticas.
Y cuando de libertades políticas se trata, sobrados son los ejemplos de cómo enérgicamente los trabajadores le han impuesto a la clase dominante su voluntad. Por mencionar una etapa similar en varios aspectos a la que transitamos actualmente –más allá de las diferencias en el contexto político- podríamos remitirnos a la conducta de la clase obrera argentina en la década del 60, donde a pesar del golpe del 66, comenzó a surgir con gran fuerza desde los talleres y las fábricas, la rebelión de las bases sindicales, que en unidad con otros sectores de la población, enfrentaron decididamente a la dictadura y los planes de la burguesía de llevar delante políticas económicas contra las masas.
Y tal como planteáramos en anteriores artículos, las masas ya han dado muestra que levantarán más que nunca las banderas de las esas libertades políticas y derechos humanos, ante la disposición de los monopolios por llevar adelante un nuevo ajuste que profundizará aún más el agravamiento de las condiciones de vida de las masas populares en nuestro país.