“El estado es el responsable”. La acusación, que a esta altura sobrepasa el marco jurídico, contiene contornos políticos muy concretos. Porque lejos de ser sólo una acusación a secas, es la expresión del enfrentamiento y el cuestionamiento al propio Estado burgués y a toda la institucionalidad de la democracia burguesa. “El Estado es el responsable” es la consigna con que la masiva movilización popular enfrenta la desaparición forzada y muerte de SantiagoMaldonado, y que producto de ellas ha barrido el manto de inocencia con que pretende cubrirse toda la superestructura, atacando su hipocresía y desnudando y exponiendo a la propia burguesía monopolista y a todos sus representantes en el gobierno y la oposición.
El Estado no es solamente el aparato de gobierno, sus tres poderes y las fuerzas represivas a su servicio. Es también el parlamentarismo, el reformismo y el populismo de los propios partidos del sistema, que desde el juego institucional avalan y han avalado las políticas de estado de la clase burguesa en favor de sus intereses. Unos y otros, producto de la movilización, han expuesto desde sus conductas y sus posicionamientos el papel que juegan en este marco de movilización de masas.
Desde el oportunismo más vil hasta las campañas de desmovilización, se han amparado en la democracia burguesa, en este juego siniestro y brutal de mentiras y despilfarro de enormes recursos extraídos a la clase obrera, cerrando filas y bregando desde las pantomimas, el circo electoral y el engaño, por sostener -a como dé lugar-, el capitalismo como sistema de dominación.
Un sin número de operaciones de prensa, entre opositores y oficialistas, un sinnúmero de mentiras han corrido y seguirán corriendo en un andarivel cada vez más estrecho, frente al acoso permanente de las masas de nuestro pueblo movilizado por justicia, que levantan su acusación directamente contra el sistema de dominación burgués.
Que les estalle semejante movilización -el día anterior a la farsa electoral- es sin lugar a dudas una expresión más que contundente del hartazgo frente a su legalidad, frente a las propias leyes burguesas y su sistema de representación, carente en los hechos de toda representatividad.
Con un marco de maniobras cada vez más estrecho, la burguesía intentará de ahora en más recuperarse del golpe y de la pulsión social, en un terreno cada vez menos firme. Intentará imponer las reformas laborales, los aumentos y los tarifazos, intentará la paz social, intentará despertar expectativas renovadas en sus planes… Gane o pierda en el juego electoral, el gobierno más la oposición, más los oportunistas que le hacen el juego, quebrantados por la crisis, no podrán hacer otra cosa.
Su subsistencia, sus negocios, sus privilegios, dependen de ello, no tienen otra cosa que ofrecer que más de lo mismo en versiones cada día más mediocres y desesperadas.
El peso de la consigna “el Estado es el responsable” acompañara todo su devenir: el peso del enfrentamiento de la clase obrera y el pueblo determinara su caída.