La conquista de derechos y libertades políticas es una parte fundamental de la lucha de nuestra clase obrera, por mejorar sus condiciones de vida. En este camino, los trabajadores hemos avanzado también en la construcción de los modos de organización que pudieran gestar las fuerzas materiales que den sostén y poder concreto para afrontar todos y cada uno de los desafíos. Organización y lucha se entrelazan en nuestra historia, y toda esa experiencia acumulada hace que lo nuevo supere en calidad todo lo anterior. La historia va para adelante y nuestra clase también.
Hoy en el lugar que nos toca, los trabajadores de la UBA nos encontramos nuevamente saliendo a la calle por nuestro derecho a la salud. Siempre hubo un tire y afloje entre prestadores y dirección de la obra social. Cortes de servicios por falta de pago que a veces se solucionaban, a veces no. Pero desde hace un tiempo venimos viendo el deterioro significativo y sistemático en las prestaciones, tanto especialistas (médicos particulares como centros de atención) como farmacias por falta de pago. Perjudicando especialmente a las compañeras y compañeros que viven en la provincia de Bs. As.
El ajuste expresado en los aumentos compulsivos en los coseguros es feroz. Hemos revertido con la lucha los cobros de las consultas, pero los coseguros de las prácticas siguen quedando a cuenta de los afiliados. Y ahora, muchos prestadores no están dando turnos para los afiliados de DOSUBA.
Lejos de ser un problema meramente económico, como lo quieren hacer ver, “tenemos crisis, hay que ajustar”, “si la cobertura es tan amplia como quieren que alcance para todos”, apelando a viles argumentos que sólo intentan dividirnos entre los trabajadores, como si algunos tuviéramos más derecho que otros, cuando en todo caso lo importante es que trabajes de lo que trabajes y de la dedicación horaria que tengas, tu familia esté cubierta, si somos todos trabajadores, si somos todos compañeros.
Por más que nos han sectorizado, compartimentado, en esencia todos somos parte necesaria del funcionamiento de cada universidad. Nos negamos a aceptar y a someternos a la mirada corporativa que nos imponen y damos un paso en la construcción de la unidad necesaria para defender con uñas y dientes el derecho a la salud que es vital para todos y cada uno de nosotros.
El problema del ajuste en nuestra obra social es económico en tanto descarga todos los costos de las prácticas médicas a nuestras espaldas. Pero centralmente vulnera nuestro derecho a la salud, dejando a la posibilidad de pagar o no el acceso a la atención. Se vuelve restrictivo. No sólo eso, sino que denunciamos sus mentiras ¿de qué atención hablan si no hay prestadores o farmacias suficientes, o distribuidas de un modo accesible a afiliados? Destruyen a su vez la salud preventiva, pues con tantas trabas la consulta se realiza sólo cuando uno ya está enfermo.
¿Quiénes son los responsables de esta situación?
No lo van a poder creer… el protagonista principal es el sindicato no-docente, APUBA. Es decir que si ya decíamos que no representan a nadie, ahora decimos que están definitivamente en contra de los trabajadores, y que en complicidad con las autoridades de la universidad son responsables del vaciamiento; y lo demuestran no accediendo a la exigencia que hemos elevado por varias vías de abrir los libros contables y para que veamos todos dónde está el problema. El trato deshumanizado y violento en caso de discapacidad o problemas graves de salud, deja evidente lo perverso del sistema de salud, donde lo único que cuentan son las ganancias y la corrupción.
Por eso afirmamos y resaltamos que este no es un problema económico, es un problema político, un problema de derechos, y así tenemos que encarar y continuar la lucha.
¿Con quiénes luchamos por nuestro derecho a la salud?
Es aquí en este punto donde nuestra organización da un salto, y dejamos de pelearla individualmente para ir dando los primeros pasos que quiebren de cuajo con las organizaciones sectarias y burocráticas que dividen y desmovilizan, siempre poniendo los intereses particulares por sobre los del conjunto.
Es aquí donde tomamos la iniciativa de llamar a una asamblea de toda la comunidad, y fue la primera asamblea general en que docentes y no-docentes tomamos un problema conjuntamente.
Dejando de lado los detalles, afirmamos que en esta iniciativa y en el resto de las que vinieron como resolución de la misma está el germen del tipo de trabajo amplio que nos debemos poner como objetivo.
Todo lo que divide espanta y requiere de nosotros una fuerte conducta de no volver a caer en prácticas que cierran el juego y dejan a las mayorías afuera. Nuestras asambleas deben convertirse en los órganos de decisión, por eso es esencial que se lleven adelante todas y cada una de las resoluciones, porque eso fortalece la confianza de los compañeros en lo acordado y dirige el movimiento de acuerdo a lo que todos están dispuestos a bancar.
Decimos que siempre las organizaciones nuevas superan en la calidad a sus predecesoras porque nosotros aun constituidos como comisión interna nos dimos la tarea de hormiga de construir un cuerpo de delegados elegidos desde los sectores, y en paralelo a la lucha que se iba desatando se fue armando este colectivo, movilizado con este motivo y que en la práctica se convirtió en la base con la que pudimos sostener las iniciativas resueltas, la difusión entre sectores del problema y de los pasos a dar, dos movilizaciones, y la juntada de firmas.
Es decir que nuestra organización se constituyó desde una decisión política y se alimentó en base a una necesidad, y como resultado de esto deja de ser formal para estar viva y ser una acción anti-burocrática naturalmente, puesto que tanto las asambleas generales como las reuniones de delegados incorporan cada vez más a los trabajadores en la toma de decisiones, los hace parte y responsables como contraparte de las resoluciones.
Nos mete a todos en el barro de lo complejo que es elegir los caminos, las acciones a seguir; nos hace madurar rápidamente porque ya queda poco margen para echarnos culpas entre nosotros y se potencia y canaliza toda la energía para donde tiene que ir.
Construimos de a poquito esa inteligencia colectiva que nos da unidad, que nos hace cuerpo y que será la base material de los grandes desafíos y logros que obtengamos. Porque así como la salud es un derecho, la organización independiente de los trabajadores es también un derecho a reconquistar y arrebatar de las manos de todos los que se atribuyen la potestad de decidir por nosotros.