El sistema capitalista ha creado una telaraña de mentiras y de mentirosos, los burgueses son escondedores “innatos”. ¿Qué los motiva a crear un mundo basado en el engaño?
Tapar por todos los medios posibles el origen de sus riquezas basadas en la explotación y opresión de las grandes mayorías. Pero la frazada de la mentira es corta y…
En las economías familiares estamos obligados a no mentirnos y cuando lo hacemos las cosas terminan mal. Es muy simple: ingresos y salidas, si hay un resto realizamos planes, si no lo hay hacemos la “plancha”, si hay déficit reducimos gastos. Los problemas comienzan cuando vamos a “comprar plata” e irremediablemente comenzamos a pagar usura. Los bancos nos ofrecen créditos leoninos, las tarjetas de crédito disimulan el déficit y tarde o temprano si los gastos superan a los ingresos la ilusión que depara el “comprar” plata derrumba lo construido y vuelta a empezar pero siempre de un poquito más abajo. De esto los argentinos sabemos un montón.
Parece que este gobierno “no se dio por enterado” y este ABC de la verdadera esencia de una economía que mira al ser humano, no cuenta. Veamos:
El déficit primario es la diferencia entre los gastos corrientes de un Estado y su recaudación de impuestos. Así de simple: entradas y salidas. En los primeros 9 meses del año el déficit fue del 6%. Eso quiere decir que de algún lado eso hay que cubrirlo y ¿cómo hacen los burgueses para cubrirlo? Primero le roban al pueblo trabajador con infinitos mecanismos de expropiación de la riqueza que produce. Además recurren al crédito, al endeudamiento y ¿saben cuánto creció ese endeudamiento? ¡¡¡26%!!! .
Pero lo interesante del caso es que estos burgueses monopolistas no ponen la mano en sus bolsillos para pagar ese crédito. Como dijimos antes recurren a “políticas económicas”, palabras rimbombantes para encubrir a que bolsillos van a dirigirse para poner peso sobre peso el gran negocio de la usura que ellos mismos provocan con el endeudamiento.
Entonces y pasadas horas de las elecciones llegó la hora de profundizar y acelerar el saqueo del bolsillo del pueblo trabajador y consumar el gigantesco negocio.
Es indudable entonces que este problema económico que la burguesía monopolista tiene que resolver encuentra un problema político: el sistema funciona si los trabajadores están dispuestos o no a recibir mansamente los dictados del capital financiero. Para llevar a cabo este saqueo propuesto por la clase dominante se necesita de un caudal político muy grande y a la vez movilizado. El gobierno de Macri no tiene ese caudal y ellos lo saben.
Cuando el mundo era bipolar estaba en tensión permanente. Con la caída de los países socialistas el mundo unipolar concentró políticamente y pudo llevar la globalización a situaciones impensadas. Pero hoy y a partir del 2007 -si es que se puede poner fecha- la multipolaridad política que domina el escenario internacional y la anarquía de la producción capitalista es acompañada por la anarquía política, los pueblos no quieren vivir sin dignidad. La lucha de clases tiene otra calidad.
En este marco internacional, este gobierno tiene todo “agarrado” con alfileres. El capital usurario necesita cobrar los dividendos y la deuda hay que pagarla con “ajustar” la economía lo que significa trabajar más por menos plata. Advierten que el endeudamiento no puede resolver lo que el apriete no resuelve. Necesitan para ello las “nuevas leyes laborales”. Una guerra contra la clase obrera y el pueblo.
A este proyecto hay que derrotarlo fundamentalmente en el plano político, es el eslabón más débil del gobierno y de toda la clase dominante. En este camino de pensamiento se necesita fortalecer la movilización política, con más organización política en todos los niveles, que faciliten los caminos de unidad de abajo para arriba.
Como en la vida cotidiana, como nos pone el sistema capitalista todos los días para luchar por la vida, es un momento de ascender un peldaño en el enfrentamiento político y preparar más y renovadas fuerzas capaces de ir masificando la lucha.