Los principales medios masivos de comunicación titulan “El primer acuerdo laboral firmado luego de los anuncios de reforma de Mauricio Macri”. Lo hacen en relación a la homologación de la modificación del Convenio Colectivo de Trabajo firmada el día lunes pasado, entre las cámaras empresariales de la industria láctea, el gobierno y el sindicato lechero. También anuncian que el acuerdo es en «beneficio de cuidar el empleo y hacer crecer al sector».
Pero nada más alejado de la realidad. Pensar que un convenio que se modifica a la baja, pretenda cuidar el empleo -y mucho menos, beneficiar a los trabajadores- es una mentira absurda. El “sector”, como ellos dicen, está conformado por más de 35.000 trabajadores y tan solo un pequeño puñado de empresarios se apropia de las gigantescas riquezas que producen los trabajadores.
En esta misma línea, el acuerdo está planteado bajo el cuento de la necesidad de “hacer más competitivo al sector, para mantener las fuentes de trabajo”. Para esto, el obrero tiene que ser aún más explotado y con sus derechos más pisoteados, para que el empresario pueda aumentar sus riquezas y de esa manera “el sector sea más competitivo”.
Las políticas de gobierno, de flexibilización laboral, que se van adecuando a los planes de aumento de productividad, con mayores niveles de explotación, apuntan directamente a aumentar los niveles de producción reduciendo la masa salarial, es decir, con menor plantel de trabajadores. Una de las principales medidas es la de introducir tecnología e incorporar mayores tareas a los trabajadores, aumentando los ritmos de trabajo y sobrecargando las tareas a realizar.
La modificación del convenio lácteo se dio en los siguientes puntos:
TRABAJADORES DE TIEMPO PARCIAL (denominados franqueros). Apuntan a reducir el pago de horas extras fundamentalmente en fines de semana, donde el valor de la hora es de 150%, incorporando trabajadores precarizados de tiempo parcial hasta 3 días y también como fuerza de trabajo, ante posibles medidas de fuerza de los trabajadores.
MODIFICACIÓN DE ASIGNACIÓN POR ASISTENCIA. Apuntan a una asistencia perfecta, reduciendo el premio o anulándolo ante enfermedades, inasistencias y llegadas tardes cuando se superen los 35 minutos en todo el mes.
ACCIDENTES Y ENFERMEDADES. Se reduce el tiempo de reserva de puesto ante ausencia por accidente o enfermedad, hostigando a los trabajadores a trabajar hasta la rotura.
CAPACITACIÓN. Frente a la inminente incorporación de tecnología, preparan un plan de capacitación a los trabajadores para afrontar los cambios en la producción.
CATEGORÍAS. La categoría A del viejo Convenio, que había sido prácticamente eliminada, por su obsoleta aplicación, vuelve a aplicarse en los que se inician como trabajadores bajo este Convenio, por un periodo de 6 meses, hasta pasar a la categoría B.
POLIFUNCIONALIDAD. Este punto, el más crítico, lleva a fondo los niveles de explotación, exprimiendo al máximo el trabajo del obrero. Apunta a eliminar los «tiempos muertos», donde los trabajadores pueden hacer cualquier tipo de tareas dentro de los establecimientos. Por ejemplo, si un maquinista tiene parada su máquina porque está siendo reparada, lo mandan a hacer otra tarea, como por ejemplo, limpiar otra máquina. Si bien cada trabajador estará determinado por categoría, a la hora de hacer el trabajo, puede realizar cualquier tipo de tareas.
RÉGIMEN ESCALAFONARIO. Es importante aclarar que esta sería la primer fase de la modificación del Convenio, ya que dejaron abierta una “mesa de negociación” por el régimen escalafonario y también por la discriminación especifica de los trabajadores que son afectados al convenio, basado en la elaboración, envasado, transporte y distribución, quedando abierta la posibilidad que se elimine del Convenio a muchos trabajadores que en determinadas empresas se habían incorporado a sectores que no comprendían esta condición en su tarea específica, como por ejemplo el personal de limpieza y comedor entre otros.
En el capitalismo la incorporación de tecnología en la producción, no apunta ni a alivianar el trabajo, ni a favorecer al trabajador. Por el contrario, apunta directamente a reemplazar la mano de obra y fundamentalmente a acrecentar los niveles de extracción de plusvalía, para que el empresario pueda obtener mayores ganancias.
Es decir: lo que produce un trabajador con mayor tecnología incorporada, es ampliamente superior a lo que produce un trabajador sin esa misma tecnología incorporada. Por lo tanto, en una misma jornada de trabajo, un obrero con tecnología incorporada en su trabajo, va a generar mayores riquezas, inclusive reemplazando a uno o varios operarios que antes hacían la misma tarea sin esa tecnología incorporada.
Por lo tanto, no tienen otro camino, luego de la aplicación de este Convenio y las políticas de productividad del gobierno, que no sea el de reducir mano de obra despidiendo trabajadores de sus puestos de trabajo.
Es así como también las modificaciones de polifuncionalidad, asignaciones por asistencia, accidentes laborales y enfermedades, mas la incorporación de trabajadores precarizados, apuntan a ahondar los niveles de explotación, con el único y verdadero objetivo de acrecentar cada vez más las ganancias de los empresarios a costa del sudor y las espaldas de la clase obrera.
Está claro que este atropello lleva implícito toda la soberbia de los poderosos. La única manera de hacerles frente y pararles la mano es la organización decidida e independiente de los trabajadores desde cada lugar de trabajo, quebrando la trampa de toda esta institucionalidad burguesa que promueve estas medidas.