Con los aumentos anunciados hoy, que llegan al 66% de aquí a junio, en trenes, subtes y colectivos el gobierno hace estallar por los aires la “corrección” de las metas de inflación dadas a conocer poco antes que termine 2017.
Sumados éstos a los aumentos en combustibles y servicios, que preanuncia aumentos en los alimentos y bienes de primera necesidad, auguran una suba de la carestía de la vida muy lejos del absurdo 15% anunciado.
Queda a las claras que el único fin buscado fue correr la pauta de inflación para ponerle techo a los reclamos salariales que, en un principio, se pretendían de un irrealizable 10%. Los “cráneos” del gobierno de los monopolios urdieron una maniobra mentirosa y de muy poca monta; “sincerar” la inflación anual del 15% sabiendo que la misma llegará con facilidad (si es que no la supera) al 20%. La clara intención gubernamental es poner “toda la carne al asador” para garantizarle a los monopolios el achatamiento salarial, al mismo tiempo que buscará con la reforma laboral a tratarse en los próximos meses avanzar en más conquistas, como así también forzar con los sindicatos traidores una negociación a la baja de los convenios.
Mayor productividad con menos salario es la meta que abiertamente se fijó el gobierno para garantizarle al capital concentrado la tasa de ganancia.
Debemos prever entonces un agravamiento muy agudo de las condiciones de vida de las amplias masas populares. Esta característica marcará el pulso de la lucha de clases, al que se suman despidos y suspensiones tanto en el ámbito estatal como privado, no porque no haya negocios en marcha o en proyección. Esto es parte de la necesidad del capital de producir con menos mano de obra, al mismo tiempo que utilizan el fantasma de la falta de trabajo como intento de disciplinamiento político de los trabajadores.
El ataque a las condiciones de vida de nuestro pueblo, como continuidad de las movilizaciones de diciembre contra la reforma previsional, no será aceptado pasivamente. Así como el ajuste no se toma vacaciones, la lucha de clases tampoco; los primeros días del nuevo año ya muestran decisión de lucha y de organización en distintos puntos del país. El estado de ánimo de las masas populares aumenta en combatividad al mismo ritmo que aumenta el rechazo a las medidas del gobierno.
Nuestro pueblo sabe que todas las medidas que se están tomando atacan al bolsillo y a las condiciones de existencia de nuestras familias. Hay que confiar plenamente que ese proceso seguirá en ascenso, por lo que es indispensable presentar batalla en cada lugar de trabajo, vivienda y estudio contra el ajuste decidido por un gobierno que ya ha rifado todo el capital político que decía haber conseguido en octubre.
Desde cada trinchera de lucha hay que trabajar para unificar políticamente los reclamos de los trabajadores y pueblo en general. En el terreno concreto la unidad debe ser amplia, con decisión y participación lo más masiva posible, haciendo que la organización se consolide y continúe sumando fuerzas materiales a la construcción de las herramientas de lucha. Las organizaciones en marcha deben estar preparadas para abrir las puertas de par en par a la creciente voluntad de lucha y organización que, sin lugar a dudas, se está manifestando y se multiplicará con el correr de los días, semanas y meses por venir.