El pueblo del Chaco vuelve a dar muestras de su voluntad de lucha. La organización autoconvocada, cara a cara y democráticamente, es la base para exigir a los funcionarios que brinden soluciones y respondan a las necesidades del pueblo.
Las lluvias y las crecientes de los últimos días dejaron a miles de familias de muchas localidades bajo agua.
El primer reflejo fue ayudarse entre vecinos y parientes, las comunidades, que son las que tienden la mano primero y sin condiciones.
Pero la situación se desbordó. Quedó a la vista que faltaban obras básicas de prevención, y que los responsables tampoco aparecían para intervenir en la emergencia. Los más caraduras cayeron con algunas donaciones, pensando más en sacarse fotos que en dar soluciones. Y el agua no baja.
Entonces se terminó la paciencia. De la solidaridad pasamos a la bronca y de allí a la exigencia. Florecieron cortes de ruta y protestas en varias ciudades. Sáenz Peña se encontró con todos sus accesos bloqueados, porque las soluciones no llegaban. En Quitilipi, en Resistencia también se notó la urgencia de los reclamos.
Esta organización, con la lucha y la masividad, puso las cosas en orden.
Aunque como siempre la primera respuesta fue mandar a la policía, mientras pedían calma y comprensión, desde arriba saben que la cosa viene en serio.
En la calle, con la evidencia del desastre, los vecinos lograron que los personeros del poder dejen la comodidad de sus oficinas y empiecen a preocuparse de los problemas de la sociedad.
Este paso de exigir a los funcionarios va marcando el camino. Vamos construyendo nuestro propio gobierno, con la mira en los problemas de las mayorías.