El gobierno de la burguesía parece resuelto a darle aire a una reivindicación política muy sentida, que ha sido y es una reivindicación de grandes sectores populares: nos referimos a la despenalización del aborto.
Incluso plantean que “va a ser debatida en el Congreso”. Hasta acá todo suena “muy lindo” y “muy democrático”, aunque ya sabemos –por experiencia propia- que todo lo que pasa por el Congreso últimamente es para perjudicar al pueblo.
Intentaron llevar el debate al Congreso el día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, de grandes movilizaciones y de una huelga mundial. Obviamente esto fue casual, pues lo que intentan es tapar y correr el eje de la movilización y crear una expectativa, por demás infantil, podríamos decir.
Entre la cantidad de conflictos, en donde se ve cada vez con mayor profundidad un alto grado de politización, de masividad y de nacionalización, el gobierno aparece cada vez más débil, y no está claro que no está en condiciones de bancar una huelga general impulsada por las mujeres, con todo lo que eso conlleva.
Es por ello que sale con esta iniciativa, que pretende dividir y tapar el movimiento y la preparación del paro, ya que desde el mismo no solamente se enfrenta la desigualdad, sino también se pone como ejemplo qué accionar debemos tomar como clase y como pueblo frente a una burguesía cada vez más reaccionaria y represiva.
Desde las bases redoblemos los esfuerzos para que no quede sector de fábrica o barrio sin organizar y movilizarse.
El 8M tiene que servirnos para dar un golpe contundente y unitario en contra de un sistema que explota y saquea al pueblo trabajador, condenando a mujeres y niñas a las peores miserias.
Redoblemos nuestros esfuerzos en contra de todas las maniobras del poder burgués.