En este marco político, donde los monopolios bregarán por institucionalizar la represión y el autoritarismo, del lado de los trabajadores y el pueblo tenemos la tarea de avanzar en la institucionalización de la democracia directa.
A partir del marcado proceso de movilización -que cada vez alcanza mayor madurez en el plano político- se empieza naturalmente a cuestionar un sinnúmero de cosas. Incluso, las mismas metodologías de movilización y prácticas a la hora del enfrentamiento. De esta manera el desarrollo de la democracia dicta como la principal herramienta para la independencia política, también sufre los cambios que exige el actual proceso de lucha de clases. Por tanto la institucionalización de ésta es uno de los principales problemas a resolver en el plano político.
Este problema que reiteramos cobra una notable necesidad. No se da sino por el propio avance que el movimiento de masas ha venido dando, en cuanto a la búsqueda de las herramientas que nos permitan seguir avanzando en el enfrentamiento contra las medidas que la burguesía más concentrada necesita imponer en el mundo entero para sostener en particular su tasa de ganancias, y en general, la crisis estructural del capitalismo.
Estos desafíos ameritan que se expongan las más audaces políticas al calor del incesante movimiento de masas que los pueblos del mundo mantienen como el principal freno para el desastre humanitario al que el capitalismo nos empuja.
Particularmente en nuestro país, el grado de madurez política y politización del movimiento de masas, que va pasando de un profundo estado deliberativo a la acción política directa, las fuerzas acumuladas, y por acumularse, nos permiten afrontar estas tareas con gran optimismo.
Pues son varias las experiencias en la que los trabajadores, aunque sea momentáneamente, han desplazado de la dirección política de los conflictos a las burocracias, a partir de la práctica de la democracia directa. Y decimos momentáneamente porque luego la burguesía –a través de los gremios burócratas- ha recuperado la dirección política. Por lo que este se constituye en uno de los principales aspectos del problema que debemos enfrentar, para mantener con todas las fuerzas y convicciones estas prácticas y con ellas, la dirección política.
En este sentido las realizaciones de asambleas por sectores y generales, periódicas y programadas en cada centro de trabajo, ayudaran a ir dando soluciones a este problema, de mantener e ir institucionalizando la democracia directa en el seno del movimiento obrero, y desde allí, a toda la sociedad.