Una nueva oleada de aumentos a las necesidades básicas y vitales vuelve a golpear el ingreso, o mejor dicho, la vida esencial del pueblo trabajador.
A la ya maltrecha economía a la que está sometido nuestro pueblo se le suma un nuevo 11% de aumento en el transporte que, sumado a los de enero alcanzan un 50%; y si le agregamos un 12% en los trenes (donde el boleto mínimo se va de $8.- a $9.-), con un 40% del aumento del gas, y un 26% del agua, más los peajes (que inciden directamente en los costos del trasporte de las mercaderías); y si le agregamos el alza, una vez más en el rubro de la educación y la indumentaria por el cambio de estación, podemos afirmar que se vuelve a desencadenar otra oleada de aumentos en todos los productos de consumo necesarios, cuando los aumentos salariales hambreadores, en su mayoría, no llegan al 15% y hasta en 3 tramos. Es decir, estamos ante un nuevo y feroz ajuste….y van cuántos? Y por si fuera poco Macri salió a decir, al mejor estilo mafioso, que le manda rosas a la viuda después de haberle hecho matar al marido: “Me duelen en el alma los tarifazos”.
Todo esto ensamblado con varios factores políticos que no son de menor importancia. La CGT adicta al poder (decir burocracia sería benévolo) ahora le da una vuelta de tuerca y nombrarían a un Secretario General simpatizante al gobierno; y un peronismo que se prende en la discusión populista de las dietas que le propone el gobierno, y así los graves y serios problemas de nuestro pueblo se atienden por la puerta de servicio.
Todo esto termina definiendo el cuadro político de que estas políticas son un plan real de los monopolios que tienen embalsamada a toda la súper estructura política y sindical en un solo proyecto que es el que plantea el gobierno. Más allá de que ladren sonseras en los recintos terapéuticos de los poderes legislativos.
Y todo esto siendo “generosos” porque ya lo hemos planteado en notas recientes. Tenemos un ministro de energía que posee más de U$S 800 millones en el exterior y que se mofa al afirmar que: “Los que tienen su dinero en Argentina confían más que yo”. Y Macri para no quedar debajo de tal despotismo no solo apoya sus declaraciones sino que afirma: “El gran sacrificio de Aranguren, que en vez de seguir haciendo plata se vino a hacer sacrificios por los argentinos aceptando ser ministro”, como si no fuera que precisamente para seguir haciendo plata vino a ser ministro!!!!
Es decir, el autoritarismo en su máxima expresión y sin ningún pudor.
A esto está bueno sumarle los satélites del sistema, la burocracia progresista que aplaude la democracia sindical cuyo mentor fue Vandor (que se ilustren) pero que no es ni más ni menos que la teoría de que los trabajadores deliberan y deciden sus reclamos solo a través de sus representantes, al igual que el parlamentarismo burgués; y sacan medidas de fuerza domingueras con paros de 24hs y marchitas de aparatos totalmente ajenas a la gravedad de los ataques que reciben los trabajadores de parte de los monopolios dándole la espalda a las asambleas y el protagonismo de las masas trabajadoras, no sea cosa que los sindicalistas pierdan sus privilegios de ser “dirigentes obreros” sin trabajar.
Es por esto, y por mucho más, que la vieja frase (y no por ello pierde su riqueza) de “sólo el pueblo salvará al pueblo” hoy tiene más vigencia que nunca. De ahí que la organización por debajo de las más diversas formas creativas, pero poniendo el eje en las asambleas de carácter soberano e irrevocables sus decisiones, tienen que IMPONERSE, donde cualquier agrupamiento de vanguardia será tal si hace la más celosa custodia de que estas prácticas sean sistemáticas y se institucionalicen. Tales prácticas irremediablemente deberán ir casadas con la unidad de los más diversos sectores, con un carácter local llevando hoy como estandarte la confrontación y la movilización a todas estas políticas de ajuste. De otra manera más y más hambre y sufrimiento le traerán a nuestro pueblo.
Estas acciones deben ir de las más variadas formas: desde tomas de establecimientos públicos para que bajen las tarifas y los impuestos, cortes de calles, cacerolazos, escraches a funcionarios públicos, y una plena disposición a enfrentar cualquier intento represivo. Es en este transitar que se constituirán verdaderos destacamentos de carácter masivo que al generalizarse en todo el país se logrará que todos estos déspotas no puedan gobernar como quisieran, al mismo tiempo que se les caerá la máscara a todos los cómplices disfrazados de opositores. De esta manera lograremos que las luchas, de pasar a la resistencia, pasen a un nuevo auge que los haga retroceder primero para que se vayan, después.
En todo esto cabe un inmenso esfuerzo a todos los revolucionarios para empujar hacia el surgimiento de una alternativa política que exprese la esperanza de millones de argentinos en la lucha por una vida digna.