La nueva escalada de crisis política que sufre la burguesía con los nuevos tarifazos hacen tambalear a los distintos niveles del Estado nacional y también hacen que las institucionalidades de los gobiernos provinciales crujan como nunca antes. Pues, en tal escenario, estos “señores” representantes de los monopolios intentan acomodarse como melones en un cajón, en el que abunda la pudrición que los consume a todos y cada uno, siendo su destino el de cadáveres políticos.
Un reflejo de esto es la situación de la provincia de Córdoba y en especial, la del gobernador Juan Schiaretti, quien es reconocido por las masas como un corrupto socio del grupo Macri, y más aún después del papel clave que jugó en el gran negocio que armaron en el “consenso fiscal” de la nación con los gobernadores. Por esto fue condenado de inmediato por las masas, que advirtieron también el papel que jugó en la estafa a los jubilados con la reforma previsional. Ahora Schiaretti, en un manotazo de ahogado, intenta llevar adelante una reforma electoral que lo único que hace es agravar la crisis que atraviesa la democracia representativa y su farsa electoral.
Quizás esto, hace diez años atrás, le pudiera haber servido al gobernador. Sin embargo, en la actual etapa de la lucha de clases, que no les da respiro. Es verdaderamente nocivo, no sólo para él sino para la deteriorada democracia burguesa.
Resulta que, en el momento en que se dispone a lanzar la reforma electoral, la presión de los monopolios después de que los fondos girados por la nación a Córdoba aumentara en un 41,45% anual en el primer trimestre, lo sentenció a que se abocara de una vez por todas y sin más demoras, a la modificación del Convenio Colectivo de los trabajadores de la empresa cordobesa de energía, EPEC, empujando tanto a oficialistas como a opositores a un escenario del que sin dudas no saldrán ilesos.
En este crujir de los de arriba también caen las burócratas sindicales. En este caso, son los de Luz y Fuerza los que se ven presionados por los trabajadores, que a prueba de lucha y movilización mantienen el convenio conquistado desde 1975. Como un reverdecer, vuelven a la palestra la aparición de delegados y comisiones internas combativas, que junto a las masas, se disponen al enfrentamiento.
Sin descanso, la lucha de clases va develando el camino por el que debemos transitar los trabajadores para las conquista de mayores libertades políticas y así avanzar en grandes proyectos para la clase obrera y demás sectores populares de la sociedad.
Nunca, por más trabajo sucio y reaccionario que hagan los burócratas, dejaron de surgir delegados y comisiones internas combativas. Y este fenómeno de la lucha de clases, empuja por imponerse como un denominador común a lo largo y a lo ancho del país.