Las páginas de los medios burgueses, en un intento de mostrar que el gobierno de los monopolios está en sintonía con la salida a los desequilibrios económicos y financieros de nuestro país, ventilan el manotón de ahogado del acuerdo con el FMI, el furibundo ajuste y la devaluación que los acompañan, como el paradigma de las soluciones y la expresión de «un contundente apoyo internacional al modelo” que lleva adelante el gobierno de los monopolios.
Es evidente que necesitan reforzar desde la propaganda burguesa esta afrenta contra las condiciones de vida de nuestro pueblo. Por ello, intentan mostrar a todas estas bandas de usureros internacionales como grandes filántropos dispuestos a ayudar a nuestro país y a todas las medidas antiobreras y antipopulares como una necesidad incuestionable. Sus voceros sostienen a viva voz que el ajuste es necesario y que todo el pueblo está de acuerdo con su implementación, intentando tapar con ello el evidente rechazo ante semejante decisión.
Sin embargo y aunque lo intenten, lo que no pueden ocultar como un hecho indiscutible, es que la devaluación y el ajuste no son producto de las condiciones externas o de la herencia recibida, es decir, decisiones ajenas al propio gobierno y que estaban obligados a llevarlas adelante siguiendo un camino de improvisación. Por el contrario, las decisiones acordadas con el FMI y demás facciones del capital monopolista internacional refuerzan abiertamente el camino de ataque a la clase obrera y el pueblo emprendido por el macrismo. En última instancia, el apoyo internacional del que tanto se jactan las facciones de la oligarquía y el gobierno a su servicio están expresando sin disimulo los intereses de clase de la burguesía monopolista.
Más allá de las condiciones de inestabilidad mundial, la crisis en nuestro país con su correlato devaluatorio no es hecho impuesto desde fuera sino, una decisión que busca garantizar las grandes ganancias de los monopolios, al promover estos mecanismos monetaristas para imponer una drástica reducción salarial. La decisión de desplazar al Banco Central como contenedor de la subida del dólar establecida en el acuerdo con el FMI, ratifica que la devaluación es una decisión política.
La carrera alcista prosigue su rumbo y los financistas no ocultan que la devaluación del peso debería situarse en 33 pesos por dólar, lo que implica una drástica caída en picada de los salarios que, sumados al ajuste inflacionario, hacen prácticamente inviables las condiciones de vida de nuestro pueblo.
Con ello agregan más leña al fuego y lejos de alentar soluciones políticas y económicas, alientan más lucha de clases, con lo cual toda la parafernalia propagandística se la tienen que meter ya se sabe dónde…
Al decir de la economista Dal Poggeto “detrás de todas estas medidas, tanto del ajuste como de la devaluación se ventilan los grandes problemas de costos de los grandes empresarios”. Es decir, que sus grandes negocios se pagan con mas explotación y miseria, condiciones que se suman al crecimiento de exponencial de la deuda externa.
La exportación de granos y derivados, la exportación de oro y otros minerales, la exportación de la producción de aceros, caños sin costura para el petróleo y laminados para la industria automotriz… es decir, los núcleos más concentrados del capital monopolista, detrás de estas ramas industriales ventilan su festejo por este “respaldo internacional” a las políticas de ajuste y devaluación, como ajenos a estas políticas que sus propios empleados en el gobierno, los Macri, los Dujovne, los Peña, la Vidal y otros, están dispuestos a llevar adelante.
Toda la parafernalia burguesa puesta al servicio del hostigamiento, las amenazas de recesión y parates de la economía no tienen otro objetivo apechugar a los trabajadores y el pueblo. Pues es allí el punto donde la burguesía monopolista es vulnerable. Donde la realidad política y económica muestra toda la dimensión de la crisis, la lucha de la clase obrera y el pueblo expresan cada día más masivamente su decisión mayoritaria de decir basta.
Más allá que el gobierno hace lo que los monopolios transnacionales le indican, de la cosmética de los medios, las recetas monetaristas, las supuestas preocupaciones por los sectores más vulnerables de la sociedad… la locomotora burguesa, el macrismo y compañía, no están parados sobre condiciones de paz social y menos aún de consenso político que les permita sostener este “programa” en el tiempo. Sus apoyos políticos, como el triunvirato cegestista y los gobernadores, son escasos y no garantizan nada. Están parados en unam ingobernabilidad creciente. La movilización y la lucha van en aumento. Están parados sobre un polvorín.