Este 13 de junio, miles de mujeres y hombres nos movilizaremos para dar apoyo al proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) redactado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que se tratará en la Cámara de Diputados de la Nación. No es un dato menor que la creación de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito, fue decidida por más de 20.000 mujeres reunidas en el XIX Encuentro Nacional de Mujeres realizado en Mendoza en 2004. Después de 14 años es emocionante ver como se ha multiplicado, como en miles de mochilas cuelgan los pañuelos verdes, como en cientos de plazas, centros de trabajo, escuelas se encuentran las mujeres a expresarse, a debatir, resultado entre otras cosas de la constancia de esas primeras mujeres que decidieron ir por este derecho, y del trabajo colectivo que por años llevaron adelante y que hoy vemos como resultado en masivas expresiones de apoyo en todo el país.
Hoy esta lucha por el derecho al aborto legal, que ponga la libertad de elegir por encima de la hipocresía, que tienen como único resultado cientos de mujeres pobres muertas por realizar esta práctica en condiciones insalubres, se suma a tantos otros cuestionamientos que desde el movimiento de mujeres han venido a conmocionar las bases de una sociedad caracterizada en la opresión de una clase sobre otra, y como contraparte, la predominancia y privilegios de un género sobre los otros.
Las violencias a las que miles de mujeres plantan su rebeldía hoy ya cuenta con el apoyo incondicional de otros tantos de miles de hombres que se han hecho eco y empiezan a poner el cuerpo en esta lucha también.
Por el enorme valor que tiene esta producción colectiva, entendemos que quedarnos con el resultado de la votación de hoy, en el recinto de diputados, una de las instituciones la clase dominante, sería como mirar sólo una ínfima parte del proceso del que estamos siendo protagonistas.
En el movimiento de mujeres, amplio y heterogéneo por naturaleza, anidan las aspiraciones más sentidas de nuestro pueblo, hondas aspiraciones libertarias. Quienes hemos asistido a las movilizaciones masivas de estos últimos años, sentimos, sabemos, que lo que estamos construyendo desordenadamente, quizás, en distintos tiempos también tiene todos los condimentos de una nueva sociedad, o de la lucha por una nueva sociedad.
La iniciativa siempre por delante, nos reunimos, armamos red, pero centralmente hacemos, nos movilizamos para conquistar nuestros propósitos. Luchamos con alegría, porque en ese espacio, cada una y cada uno ejerce su libertad de expresarse, de elegir a quien amar, de no atarse a los mandatos morales de una sociedad en decadencia que ya nada tiene para ofrecernos como seres humanos.
Las libertades tan anheladas, van haciendo pie en compartirlas con otras, con otros. Y desarmando lo establecido, comienza también la búsqueda por lo nuevo, por espacios que sean acordes a nuestras necesidades.
Así como la lucha por el aborto legal y seguro no está aislada de la lucha contra la violencia hacia las mujeres, la lucha de las mujeres no está aislada de la lucha del pueblo trabajador, ni de las luchas estudiantiles.
Y nos empezamos a enredar, a encontrarnos en la calle, con las diferentes banderas, las diferentes luchas parciales convergen por momentos, y van delineando una dirección, abren nuevas posibilidades de acción conjunta. Latente aparece una motivación compartida de fondo, la imperiosa necesidad de transformar nuestras condiciones de vida.
Decimos la revolución está en marcha también porque lo nuevo nace de lo viejo, y hoy quizás sin darnos cuenta estamos siendo protagonistas de una ruptura profunda, de una crisis de dominación irremediable, en la que lo mejor y más hermoso que tiene nuestro pueblo empieza a asomar, para abrir la esperanza de un mundo en el que las mujeres y los hombres conquistemos todas y cada una de nuestras libertades.