Un triunfo de nuestro pueblo liderado por la inquebrantable voluntad de las mujeres, que en mil batallas supo coronar una de las conquistas políticas más importantes de nuestra historia.
Un triunfo eminentemente político ganado en las calles, un triunfo que es parte de una ola expansiva de lucha en variados terrenos, que condiciona las políticas reaccionarias del gobierno de los monopolios.
La clase dominante intentará por todos los medios apropiarse de esta jornada de conquista popular, poniendo al Parlamento como “abanderado de la democracia” y a los “representantes” del pueblo como adalides progresistas.
Nos bombardean en sus medios de propaganda con toda la ideología de la clase dominante, con frases hechas como “Se dio un debate con altura y madurez”, en donde se sintetiza la negación del protagonismo de las mujeres en esta conquista, con años de movilización y –particularmente- en esta última embestida que conmocionó a los hogares argentinos.
Los votos favorables en diputados se lograron por el contexto que la lucha de clases estableció en el día a día. En todo caso, fue este mismo Parlamento el que históricamente negó una y otra vez este debate, tan caro para la mujer y para todo el pueblo.
Es un hecho histórico porque elevará la calidad de la lucha política de todo lo que está pendiente. Ayudará a encender el fuego que late frente a tanta injusticia impartida desde el poder, el gobierno y las instituciones del sistema representativo.
Las mujeres han salido a las calles y han triunfado, han involucrado a todo el pueblo, han creado un estado deliberativo y un despertar de cientos de miles a la vida política, un triunfo inconmensurable en el devenir tan complejo que se presenta.
Fueron infinitas organizaciones de base, muchas de ellas de carácter local y puntual; fueron metodologías entremezcladas en donde convive lo nuevo de la democracia ejercida desde abajo con lo viejo de la burocratización, de lo que está muriendo… Pero la resultante de todo este proceso fue la masividad del movimiento, en el antes y en el hoy.
Compartimos conmovidos este triunfo, su carácter nacido desde la lucha, que seguramente seguirá contagiando a la movilización a millones, cansados de tanta indignidad a la que pretende someternos la burguesía y su gobierno.
La legalización del aborto es una conquista histórica en sí misma. En el actual contexto político, es un golpe directo al corazón del sistema.