El feroz ajuste que viene llevando adelante el Gobierno de los monopolios, de la mano del Fondo Monetario y del sector de la oligarquía financiera que intenta como puede campear la profunda crisis política que atraviesa nuestro país, sigue golpeando dolorosamente a millones de familias trabajadoras.
¡¡La fiesta de todos ustedes, de unos pocos, la estamos pagando nosotros, señores gobernantes!! Y la estamos pagando con sangre, sudor y lágrimas. Es angustiante cómo transcurre el día a día en los hogares del pueblo, en dónde la plata no alcanza, y no hay horas y horas de trabajo que resuelvan semejante descalabro. Es increíble cómo los precios de los productos básicos no paran de subir y subir, todo el tiempo; es más, en algunos rubros ocurre algo peor: las cosas no tienen precio, porque nadie sabe cuál será el valor de la reposición…
Hay desconcierto, hay confusión, hasta por momentos se vive apesadumbrado, tratando de afrontar el mazazo que le han dado a nuestros bolsillos con una siniestra devaluación que tiró a la basura lo que habíamos conquistado con las luchas por aumentos salariales.
Pero algo tienen que tener claro: lejos de derrotarnos, lo que están haciendo es despertar el odio de clase que anida en nuestros corazones. Es evidente cómo sus negocios siguen viento en popa, y uno de sus personeros (como lo es Paolo Rocca, titular del Grupo TECHINT) no tiene ningún empacho en reconocerlo cuando dice: “Con la devaluación ganamos competitividad de forma inmediata”…
Todo es un hervidero en la superestructura política de nuestro país, pero no es suficiente que la crisis política de la clase dominante llegue a situaciones extremas, como sucede en estos momentos de nuestra historia.
Hay problemas que los trabajadores y el pueblo tenemos que darle respuesta concreta con total independencia política, por fuera de cualquier intento que busque entramparnos en los estrechos márgenes de la democracia representativa y sus parlamentos, sin perder de vista el verdadero contenido de la lucha por el poder.
Debemos continuar trabajando sin descanso para que la lucha popular conviva aún más con el proyecto revolucionario, hoy enfrentando todas las medidas políticas y económicas del gobierno burgués.
Impulsamos cinco ejes de acción directa, de profundo contenido político, que entendemos deben servirnos para dar pasos concretos y avanzar desde las bases en la unidad de la lucha en la confrontación de clases.
1) Salario mínimo y jubilación mínima igual a la canasta familiar.
2) Frenar y hacer retroceder los tarifazos.
3) Defender todos los derechos laborales y sociales conquistados por los trabajadores.
4) Ampliar los derechos políticos de la clase obrera y de todo el pueblo frente al aumento del autoritarismo.
5) Extender y profundizar el ejercicio de la democracia directa.
Estamos en condiciones de dar enormes pasos en este sentido, acelerando la unidad política del pueblo, gestada y fortalecida con acciones directas que enfrenten desde la movilización el proyecto del gobierno. Hay que organizarse para esos enfrentamientos desde el ejercicio de la Democracia Directa, allí radica la clave de la independencia política de la clase trabajadora: la acción masiva y la unidad por abajo.
Hagamos nuestra historia, no tenemos por qué depender de nadie. Sigamos amasando todas las organizaciones y herramientas, esas instituciones políticas revolucionarias del pueblo, (embrionarias todavía, es cierto) pero las únicas capaces de enfrentar y derrotar a la clase dominante.