“Con el Fondo no alcanza”, sentenció el economista amigo de Macri, Carlos Melconian. Con esa afirmación contradijo abiertamente al ministro Dujovne, que esta misma semana se paseó por Nueva York para convencer a lo más granado de la oligarquía financiera mundial de que, luego de ir al FMI, el financiamiento está garantizado hasta 2020 y, fundamentalmente, que eso sería posible gracias a que se cumplirá con el objetivo de ajustar en 300.000 millones de pesos el presupuesto de 2019.
Aquí no se trata de dilucidar quién miente o quién dice la verdad; los dos dicen lo que tienen que decir cada uno desde el lado del mostrador que hoy ocupan. Pero una afirmación tiene estrecha relación con la otra: para no pedir más prestado habrá que ajustar (como dice Dujovne) y para ajustar habrá que obtener el respaldo político de la población ajustada, de lo contrario habrá que seguir pidiendo prestado (como dice Melconian).
Está cada vez más claro (y ya muchos de los voceros de la burguesía monopolista así lo admiten) que ajustar a la población trabajadora será una tarea irrealizable dado que el consenso político que ello requiere es nulo. Los medios del sistema mienten cuando dicen que la preocupación de los monopolios es saber si el gobierno de Macri es reelecto o no. La preocupación de la clase dominante es cómo llegar a las elecciones de 2019 aplicando en el medio un plan de ajuste que provoque rebeliones populares que se saben cómo empiezan, pero no cómo terminan. Es por eso que intentan forzar el debate electoral, cómo llegará el gobierno, con qué oposición se encontrará, en un esfuerzo para que las masas soporten el ajuste pensando en la zanahoria del cambio de gobierno del año próximo.
En este juego participan todas las variantes de los cultores de la democracia representativa, hasta aquellos que alientan la lucha y la resistencia contra los planes del gobierno y lo hacen con el exclusivo fin de ver cómo mejorar posiciones en la carrera electoral.
Nuestro partido impulsa el enfrentamiento, la lucha y la organización levantando una serie de puntos básicos de convergencia política.
Esos puntos, salario mínimo y jubilación mínima igual a la canasta familiar; frenar y hacer retroceder los tarifazos, lucha contra la inflación y el aumento de los precios; defender todos los derechos laborales y sociales conquistados por los trabajadores; ampliación de los derechos políticos de la clase obrera y de todo el pueblo frente al aumento del autoritarismo; extender y profundizar el ejercicio de la democracia directa, buscan servir para obstaculizar y/o impedir la aplicación de las políticas gubernamentales y, desde allí, aportar a la construcción de la alternativa revolucionaria necesaria para cimentar un camino que permita a las mayorías populares tener un proyecto independiente de las fuerzas políticas de la burguesía monopolista.
En esa experiencia nos venimos uniendo desde abajo con otras organizaciones revolucionarias con las que venimos encontrándonos en el enfrentamiento contra las políticas de los monopolios y su gobierno. Y estamos seguros que existen muchas más de este tipo de organizaciones que, desde el trabajo y la militancia cotidiana, realizan una gran labor de organización entre los trabajadores y el pueblo, al mismo tiempo que coincidimos en la búsqueda de una verdadera alternativa de poder obrero y popular que enfrente al poder burgués monopolista.
En la medida que sigamos profundizando nuestro compromiso único con nuestro pueblo, estas políticas y metodologías revolucionarias seguirán echando raíces en el movimiento de masas y aportarán en grado importantísimo al nuevo torrente de luchas que no dudamos se irá intensificando y generalizando al ritmo de una agudización de la lucha de clases que es inminente.