El próximo miércoles se desarrollará desde temprano una concentración en las puertas del Congreso Nacional por el tratamiento de la legalización del aborto en el Senado. Fuera de los detalles técnicos, los pronósticos indican tormenta: la cantidad de senadores que se han emitido públicamente a favor del aborto no es suficiente, al día de hoy, para obtener un dictamen positivo.
Puertas afuera del Congreso, en los barrios, fabricas, escuelas y demás centros laborales, la movilización del pueblo llenando las ciudades con pañuelos verdes crece incesantemente. El enorme carácter de masas que adquirió el problema de la legalización del aborto constituye, en sí, un golpe al poder, una victoria para nuestro pueblo. Somos miles, millones de personas que nos organizamos y salimos a la calle porque entendemos que, sin movilización, el debate en el Congreso no hubiera llegado a esta instancia, y con la misma conciencia interpretamos que sin más movilización, el proyecto no será aprobado en la Cámara de senadores.
Hoy la votación no se encuentra dividida porque no exista un convencimiento teórico sobre si un feto constituye vida humana o no. La votación se encuentra dividida porque la burguesía, en su afán de profundizar la política de autoritarismo que viene implementando a nivel mundial, pretende disciplinar a nuestro pueblo, pretenden transmitir el mensaje de que “hagamos lo que hagamos”, «nos movilicemos cuanto nos movilicemos», «luchemos cuanto luchemos», no los vamos a poder derrotar.
En la cuestión del aborto se manifiesta claramente la tendencia de un pueblo que lucha decididamente por conquistar cada vez mayores libertades democráticas, que no le alcanza la cortina de la “democracia representativa”; un pueblo que se ha expresado por la legalización del aborto en formidables manifestaciones de masas y que entiende perfectamente que las aspiraciones populares se resuelven con acciones directas, con movilizaciones y con el ejercicio creciente de una democracia directa, de una democracia revolucionaria.
Esa necesidad de más democracia, de una democracia superadora a la fantochada del Congreso y de las instituciones podridas de este sistema, choca de frente con las aspiraciones de autoritarismo y disciplinamiento que pretende implementar la oligarquía financiera a los pueblos del mundo.
La movilización del próximo miércoles 8 e agosto será expresión de esta contradicción entre las aspiraciones de nuestro pueblo y las aspiraciones de la burguesía. Por este motivo debemos movilizar desde cada sector de trabajo, cada barrio, cada escuela, porque la única forma de hacerlos retroceder es ganando las calles con la masiva movilización popular.