El eje central del ajuste son los recursos generados por los trabajadores y el pueblo, que por obra y gracia del Estado y los llamados gobiernos “representativos” y “constitucionales” son apropiados por el capital monopolista a su servicio.
El carácter voraz y parasitario del capital monopolista, con el gobierno macrista a la cabeza, han extremado el ajuste atacando conquistas sociales y políticas de nuestro pueblo, tratando de reducir a la nada incluso hasta las propias leyes constitucionales burguesas, que avalan los derechos a la educación libre y gratuita.
La reducción de los presupuestos para la educación, primaria, secundaria y universitaria, que se llevan puestas la educación pública y gratuita, la infraestructura edilicia y por supuesto los salarios docentes y no docentes, rubrican el carácter destructivo de las políticas del capital monopolista, cuya pretensión es hacer desaparecer este “gasto del Estado” y apropiarse de la totalidad de los recursos generados socialmente también para jubilaciones y pensiones, para la salud pública y hospitales, para obras, etc.
La implementación de estas políticas de apropiación y ajuste -devaluación e inflación- va generalizando en la lucha de nuestro pueblo un indisimulable repudio, expresado en las calles, en las barriadas, en las escuelas, en la movilización.
Los intereses y las demandas mayoritarias se hacen sentir en todo el país de forma cada día más masiva, exponiendo con verdadero y genuino sentido democrático una oposición política real que lejos del oportunismo y del electoralismo, se conforma desde abajo con desarrollo asambleario y en este ejercicio va expresándose unitariamente. Este escenario es de enorme preocupación para el poder, que ya no puede contener la situación, sumergiéndose en una la debilidad política cada día más acusada.
Vivimos una agudización de la lucha de clases, donde el protagonismo de los trabajadores es cada vez más marcado. Por ejemplo, los de Astilleros Rio Santiago y FM. Sumado a ello y -sólo por enumerar un aspecto- la rebeldía contra los tarifazos en las barriadas no se detiene, se extiende, sumado a otros aspectos, entre los cuales está sin dudas la cuestión de la educación.
Al mismo tiempo, la movilización docente y estudiantil universitaria adquiere una dimensión cada vez mayor al calor de las asambleas autoconvocadas. En centros como la USAM, La Matanza, UTN, las asambleas y las convocatorias a la movilización que se entretejen con las barriadas y desde estas iniciativas la decisión de frenar el ajuste desde la defensa de los derechos laborales y sociales conquistados por nuestro pueblo.
Las señales que esto no da para más se reflejan también en la ineludible necesidad de avanzar en la unidad política de las bases y la necesidad de un proyecto revolucionario basado en el protagonismo de millones, para romper definitivamente con todo este sistema opresivo de nuestra vida que es el sistema capitalista.
Avancemos en la construcción de la unidad política desde las bases, extendiendo y profundizando el ejercicio de la democracia directa. Basta de ajuste, basta de tarifazos, salarios dignos. La revolución está en marcha