Con un gobierno agudamente desgastado, tanto que debe acudir al destape de las prácticas más repudiables de su propia clase para intentar conseguir tan solo un respiro, la burguesía monopolista enfrenta en estos momentos un escenario absolutamente desfavorable para sus necesidades, ya que la población no se detiene en la idea de tomar las calles para intervenir decididamente en la agenda política del país.
Un escenario que plantea, a partir de las herramientas que en este proceso hemos ido afianzando y perfeccionando, la concreta posibilidad de elevar el carácter estratégico del enfrentamiento, aprovechando la masividad de la movilización y de la incorporación de nuevos sectores de masas al enfrentamiento cotidiano, pues la lucha de clases incesante, proporciona cada vez más sectores de masas al enfrentamiento contra las políticas de los monopolios.
Hoy hay varios conflictos en condiciones de profundizar el carácter estratégico del enfrentamiento. Por mencionar algunos, podemos hablar de los obreros de Fabricaciones Militares, de los docentes, no docentes y alumnos universitarios, o de los trabajadores del astillero Río Santiago. Estos trabajadores, a los cuales la lucha de clases los ubica aunque transitoriamente a la vanguardia del movimiento de masas, cuentan ya con la posibilidad de ganarle al gobierno la iniciativa política de cara a las masas, que atentas miran cómo se desenvuelven estas experiencias.
¿A qué nos referimos? La burguesía cada vez que se enfrenta a un determinado sector, lo que hace es desprestigiarlo ante el resto de la población, para dividirlo y aislarlo en cuanto puede, y esta estrategia se ha convertido en el mayor de los problemas para los trabajadores movilizados. Pero en la actual coyuntura contamos con la posibilidad de ganarle la iniciativa al gobierno en este terreno, y al mismo tiempo, daremos un nuevo paso en el problema de la unidad.
Si bien el problema de la unidad de la clase obrera y el pueblo es abordado permanentemente por los destacamentos revolucionarios, de lo que hablamos es de subordinar las tácticas y metodologías a un nuevo objetivo estratégico.
Por ejemplo, en innumerables ocasiones de conflictos, la táctica y metodología es de pedir la solidaridad del resto del movimiento obrero con los trabajadores en lucha y eso está muy bien, incluso en algunas ocasiones ha sido determinante.
Pero, insistimos que las condiciones actuales posibilitan y demandan un cambio en las metodologías; nos referimos a que estos trabajadores, que como decíamos más arriba la lucha de clases los coloca transitoriamente a la vanguardia, están en condiciones de movilizarse hacia el resto e involucrarlos activamente en el devenir de la confrontación.
O sea, ya no solamente solicitar la solidaridad, sino de sumarlos en los análisis, propuestas y resoluciones de las medidas de fuerzas a realizar, que desde ya contarán con mayores y mejores perspectivas.
Por ejemplo, en el caso de los obreros de la EPC de la provincia de Córdoba, que vienen sosteniendo una lucha desde hace meses contra la flexibilización de su convenio colectivo, si se movilizaran y realizaran asambleas en las barriadas no sólo para explicar la razón de su lucha y buscar el apoyo de los vecinos, sino que además los sumaran a participar en el análisis, las propuestas y las resoluciones de las medidas de fuerza, sería el gobierno el que quedaría aislado de cara a las más amplias masas.
Así, con el concepto de que para ganarle a los monopolios y sus gobiernos tenemos que mirar hacia las masas, no sólo le derrumbaremos una de las principales estrategias a la burguesía, sino que también daremos grandes pasos en la correlación de fuerzas necesarias para el desenlace de los conflictos.