“Impuestos, burocracia, transporte, salarios: radiografía del costo argentino”, es el título de un artículo publicado el 28-08-2018 por la revista “Apertura”, pasquín propagandístico de la oligarquía financiera que, sin embargo, exhibe con orgullo los diplomas de una publicación “seria”.
Leyendo con atención el título, se advierte claramente cuál es la visión de la burguesía sobre los problemas que deben resolverse desde lo estrictamente económico. La mediocridad del autor hace que éste ni siquiera mencione el problema político, como si el mismo no tuviera incidencia alguna sobre los otros puntos que menciona. Pero la burguesía razona de esta manera, pues para ella lo que es económico, es económico, lo político, es lo político, lo social es lo social y el caracú no tiene nada que ver con el hueso.
Lo que describe el título del mencionado artículo son los problemas de los negocios burgueses y no los problemas del país. Así como la ganancia no aparece en dicho título (ni en el artículo), pareciera que ese componente no constituye motivo de análisis. La ganancia es intocable… El título es significativo, pero más significativa aún son las decisiones políticas, sociales, económicas y de todo tipo que, los gobiernos de turno, viven modificando, intentando reducir esos costos entre los que figura el salario, y nunca las ganancias.
Así, los problemas que ellos llaman “argentinos” son los problemas de sus negocios. Porque si se partiera de las necesidades del pueblo argentino, el problema central a resolver sería el de las mayorías del país, o sea el del salario.
El artículo, centrado en cuestionar el “costo país”, despotrica contra los impuestos (pero menciona sólo los que pagan los burgueses), contra los precios de fletes, contra lo que cuesta mantener la burocracia estatal que no es más que un ejército de empleados públicos que lleva su contabilidad, recauda sus impuestos, actúa como policía financiero, etc. Protestan porque para no perder sus ganancias, trasladan todo a los precios y, por lo tanto, sus mercaderías se venden más caras en relación a otros mercados internacionales, y les es más difícil colocarlas para realizar sus ganancias.
Todo lo anterior, tiene el componente del salario e ingresos populares, porque reduciendo los impuestos se reducirían los presupuestos para educación, salud, vivienda, previsión social, etc., entonces pretenden masificar los mismos como ocurre con el I.V.A. Reduciendo los fletes se reducirían los salarios de choferes y personal de logística pues sería imposible reducir la cantidad de vehículos, galpones y componentes materiales de despacho, circulación y depósitos de mercaderías porque a través de la circulación que se realiza es que los burgueses pueden realizar sus ganancias. Tampoco pueden reducirse todas las tareas administrativas que el Estado requiere que se hagan para la contabilización de los negocios, la proyección del crecimiento del capital, la distribución de los fondos recaudados para la recirculación del dinero público, la obtención de créditos, el pago de intereses, etc. En definitiva todo puede reducirse en una sola cosa: reducción del salario para las masas trabajadoras.
Achatando el salario (ya sea bajando los mismos a través del aumento generalizado de precios: inflación, o de la devaluación del peso, o recortando personal, o aumentando la productividad o mediante una combinación de estos factores) es que se podría reducir el “costo” país. Este ha sido, según reconoció el vicejefe de gabinete Sr. Quintana, el objetivo de este gobierno.
Como dijimos, la ganancia no se toca. Pero todos estos costos que deben pagarse, son costos necesarios que la burguesía requiere sostener para poder hacer sus negocios. ¿Alguien puede imaginarse un Estado capitalista sin empleados públicos que hagan los registros, proyecten, diseñen, etc., si la recaudación de los dineros públicos es fundamental para que la burguesía cuente con los dineros contantes y sonantes para meter en el proceso de circulación del capital? ¿Alguien puede imaginarse que las mercaderías pueden venderse sin transportarse y circular a los confines más diversos para ser vendidas? ¿Alguien puede imaginarse que las mercaderías pueden fabricarse sin el trabajo de los obreros y empleados? Sólo la burguesía puede pretender una vaca sin huesos y llena de cremoso caracú. Y aunque parezca que ningún burgués monopolista come vidrio, no es falso que pretendan esquilmar las vidas de poblaciones enteras a favor de la obtención de mayores ganancias aunque ello los deje sin mano de obra, de ello podemos dar fe nosotros mismos y todos los pueblos del mundo aunque citemos sólo algunos ejemplos actualmente muy notorios como los de Palestina, Irack, Libia, Siria…
Pero sí podemos imaginarnos un país en el que todo, sin excepción, se produzca para satisfacción de las necesidades y aspiraciones de quienes trabajamos y no para otros, y para ello no se necesitan burgueses monopolistas que tengan cada vez más ganancias a costa de la miseria de las mayorías laboriosas. En realidad el problema argentino, no son los costos sino las ganancias de la burguesía monopolista.
Y ex profeso, sólo porque nos referimos al artículo que motiva esta nota, no hemos mencionado el problema político que el sostenimiento de esta situación genera para la sociedad y, también, a sus dirigentes burgueses. Pues si no han bajado el salario hasta el nivel que pretenden, es por la movilización de masas. Aunque persisten en hacerlo. Es como si estos alimentaran todos los días el incendio que los va a cocinar. Y aunque parezca un absurdo incomprensible, es así. Basta tomar en cuenta la masividad de protestas, luchas y acciones que se están desarrollando hoy en nuestro país, para frenar la voracidad burguesa y hacerla retroceder. Pues si la ganancia burguesa es el problema que traba a nuestro país, los dueños de la misma que sostienen al Estado argentino a favor de los monopolios y sus gobiernos de turno, son nuestros enemigos.