Días pasados, los trabajadores de Astilleros Rio Santiago -luego de varios días de huelga y movilización-, ante la amenaza cierta del cierre del astillero, le pusieron un broche de oro a su lucha con la toma del establecimiento, con la casi totalidad de los trabajadores y reteniendo al interventor junto a demás directivos, bajo el reclamo puntual que se repongan los insumos necesarios para poder seguir trabajando, se reconozcan los días caídos y se paguen las vacaciones adeudadas. De no ser así, no se levantaría la toma, ni se liberaría a los funcionarios.
Esto obligó inmediatamente a que la gobernadora Vidal retroceda diez casilleros. Entendió el mensaje que la masividad y combatividad de la clase obrera no era una cuestión del pasado, y se vio obligada a dar urgentes instrucciones para que se firme el reclamo favorable a los trabajadores.
Este hecho, protagonizado por los trabajadores de Astilleros, no es menor, y toda la clase obrera del país debe prestarle atención, porque deja grandes enseñanzas. De hecho es un conflicto que se nacionalizó por que le imprimió un nuevo piso al carácter que deberán asumir las luchas de la clase obrera de ahora en más.
En primer lugar aparece la masividad, que se da por varias razones, pero dos que son esenciales: una, que la dirección de base asumió una conducta absolutamente clasista, donde su carácter es tal por el otro factor fundamental: la implementación de las asambleas por sector (así se discutió y aprobó la medida) para luego llegar a la asamblea general. Esto siempre garantiza la autenticidad y transparencia necesaria para que se despliegue todo el protagonismo de las mayorías, que le imprimieron el carácter de clase en la combatividad, no confiaron ni una milésima en las promesas de “ dialogo” del gobierno de los monopolios, con los cuales no hay nada que negociar. Es fuerza contra fuerza, de una clase contra otra clase, antagónicamente enfrentadas.
Seguramente existen otros elementos y factores de tremenda importancia, como lo son la organización por abajo, la unidad con el resto de la comunidad de Ensenada y el agravamiento de la debilidad política del gobierno, todas cuestiones que hacen a un todo de fundamental importancia.
Pero esto tiene la génesis de la democracia directa con la impronta de la clase obrera. Democracia directa que con estas luchas empuja a que cada vez pasen a ser un ser un factor consiente en las amplias mayorías, a las cuales las nuevas vanguardias obreras deben ponerle relevancia. Esto rápidamente contagiará al conjunto del proletariado que ya comienza a dar señales muy serias de querer ponerse a la cabeza de la lucha de todo el pueblo, con un sentido emancipador contra todas estas políticas de los monopolios.
Nuestro partido saluda esta experiencia, que llena de orgullo por estar a la altura de lo que la historia demanda, poniendo en lo más alto la hora del momento a un proletariado erguido en el desafío de no dejarlos gobernar.