Un trabajador que en enero cobraba 30.000 pesos de salario, al convertirlo a dólares en ese momento, significaba algo más de 1.550 de esa moneda. Hagamos de cuenta que ese mismo trabajador recibió un aumento del 30% de su salario; esto significa que en pesos hoy cobraría 39.000 pero al convertirlo a dólares serían 975. Es decir que, a pesar del 30% de aumento salarial, el salario en dólares en la Argentina luego de la devaluación se redujo un 37%, en el caso de este trabajador. Si calculamos en base al salario mínimo, vital y móvil que en enero era de 9.500 pesos (508 dólares) y en septiembre es de 10.700 pesos (267 dólares), la pérdida en dólares es del 47 %.
Realizamos estos cálculos para ratificar una vez más, por si hiciera falta, que el gran objetivo de la burguesía monopolista mundial de achicar -como sea- la masa salarial (y que el gobierno de Macri desde sus inicios trató de llevar adelante) es la únicaforma que la oligarquía financiera tiene para amortiguar la tendencia decrecientede la tasa de ganancia. El achicamiento de la masa salarial es la locomotora que detrás de sí arrastra el deterioro permanente del nivel de vida de las masas populares y del conjunto social, al mismo tiempo que se profundiza la concentración y centralización de capitales, de acuerdo a cuál de ellos sale mejor parado de estos procesos.
Por todo ello es que la iniciativa lanzada por nuestro partido para exigir la reapertura de las paritarias, con un piso de 40% de aumento salarial, apunta no sólo a una lucha más que necesaria para recomponer parcialmente los ingresos de las familias trabajadoras. Se trata, además, de que el proletariado eleve la calidad del enfrentamiento político atacando al corazón de la estrategia de los monopolios.
En ese marco, la intervención política de la clase obrera y demás sectores de trabajadores debe orientarse con el objetivo de desnudar los planes de la burguesía monopolista al mismo tiempo que acumule hacia la construcción de la organización política independiente. Y desde allí hacer propias las reivindicaciones de los amplios sectores populares para erigir una alternativa revolucionaria de clase contra toda la clase dominante, sea del color que sea.
Nos estamos refiriendo a tejer y construir una unidad política de masas, de abajo hacia arriba, en la que confluyan los intereses sectoriales unificados por una política independiente, en su contenido y en sus formas, de las políticas de los sectores burgueses que sólo levantan propuestas que no rompen en absoluto con el orden imperante y venden la ilusión de que dentro de los marcos del capitalismo es posible el logro de la dignidad y la liberación de las mayorías.
En ese camino el proletariado, que viene dando muestras de lucha y organización crecientes y renovadas, debe irrumpir en la lucha política nacional con la mira puesta en quebrar el plan de los monopolios, acompañando esa lucha con propuestas de organización y unidad para el resto de las capas explotadas de la sociedad.