Hoy, 8 de octubre, se cumple el 51º aniversario de la muerte del gran revolucionario Ernesto “CHE” Guevara, figura gigante para la humanidad. Es inevitable recordarlo en homenajes, levantando su figura; algunos lo harán desde la sinceridad y la necesidad de seguir su ejemplo, por intuición o por comprensión de su entrega y aportes desinteresados a la revolución. Como él la entendía: en el afán de romper con la vida infeliz que padecen los pueblos y lograr así la construcción de una sociedad socialista.
Otros se sumaran -por acción u omisión- al coro oportunista, cuando no mercantilista, de darle una lustradita al bronce que el reformismo pequeño burgués y la burguesía supieron construir (como siempre lo hacen). Porque lo persiguieron hasta su muerte, sin descanso, y una vez llegado el final se encargaron de “levantarlo”, ensalzando verdades a medias para desvirtuar sus enseñanzas y legados, pretendiendo que las nuevas generaciones se confundan. Desvían las verdaderas razones y aportes que hizo el CHE a la lucha para la emancipación del hombre.
Que el “Che” Guevara sea reconocido como guerrillero heroico (condición de la cual no tenemos dudas), termina tapando o escondiendo la extraordinaria dimensión que tuvo el “Che” político.
Pensamos que esa es la faceta esencial de su rol como revolucionario, con un trasfondo ideológico tan profundo que traspasa nuestros: días la vigencia de su pensamiento se constituye en una lanza que atraviesa y destroza todo el diversionismo ideológico que la burguesía se encarga de machacar día a día: el papel de las masas en la revolución.
Y esto va a estar expresado en su práctica, en todos los cargos ministeriales, pero –fundamentalmente- en el Ministerio de Industria, donde su preocupación central (que de hecho fue su preocupación constante en toda su vida revolucionaria), fue el desarrollo del factor subjetivo. Es decir, aportar a la toma de conciencia de las masas de las necesidades de la revolución en cada periodo concreto.
En tal sentido, el CHE hace una dura crítica al estilo de la Unión Soviética y al concepto con que se manejaban en la producción. Incluso vaticinó su caída muchos años antes que ocurriera.
Cuestionaba que se partiera del cálculo económico, donde todo se reducía al incentivo material del obrero individualmente y no estaba contemplado el incentivo moral, no solo individual, sino sobre todo, colectivo. Pues su preocupación era el involucramiento y participación cada vez mayor de las masas en la construcción del socialismo, elevar ideológicamente para el desarrollo de la conciencia, para lograr un estadío donde lo preponderante pase a ser para el trabajador el deber social
El Che afirmaba: “Se puede ir avanzando en el camino de la creación de las condiciones subjetivas, es decir ideológicas para la creación más rápida del socialismo desligando un poquito al obrero del producto, es decir crear el trabajo como un deber social y la retribución como un deber que la sociedad tiene con el obrero, por las condiciones de nacer, de vivir en una sociedad socialista.” (Del libro “El camino del fuego” de Orlando Borrego).
El trabajo voluntario que impulsó iba en esa dirección, era la acción desinteresada de todo bien, que hacían cientos de jóvenes y trabajadores, sin ningún tipo de incentivo económico más que la satisfacción de haber aportado al bien común. Esto como complemento de toda una serie de medidas que apuntaban al desarrollo y profundización de la conciencia socialista, donde incluso apuntaba a la consolidación de las empresas con colectivos de dirección. Donde el objetivo era que a partir de ese rol fueran asumiendo un rol protagónico, donde los trabajadores lo vieran materializado en los estudios superiores, por sus compromisos con el trabajo social, y de ahí ir consolidando con esos hombres dichos avances en direcciones bien alejadas de prácticas burocráticas.
En relación a esto, en el mismo libro citado, (trabajo que fue iniciado por el Che y luego terminado por encargo del mismo Che al autor), el Che plantea: “¿Que es lo que pasa cuando bien organizados los obreros que cumplen las normas mejor son llevados para otros cargos de mayor responsabilidad? ¿Qué es lo que siente más el individuo revolucionario que es en definitiva el motor de todas las cosas? ¿Siente el estimulo directo del dinero o siente la satisfacción de estar trabajando donde le gusta, reconocido por la gente que él dirige, por la masa, por los dirigentes y con posibilidades de superarse y poner una parte de si en el trabajo todos los días? Yo no creo que nosotros tengamos que considerarnos seres especiales, y yo sé que todos nosotros o la mayoría, y por mi lo puedo asegurar, que no tiene interés de ninguna clase que no sea ver todos los días cómo se va adelantando un poquito el país, incluso a veces desligados de cosas de la ideología lirica, de que el pueblo está mejor, que se está construyéndola patria o que se está cumpliendo con el deber. No, es una cosa más directa, es el interés por el trabajo creador, es lo que el individuo siente cuando ve que las cosas van saliendo, que aquello que era una nebulosa va adquiriendo forma, y que esa forma empieza a tener las mismas dimensiones y las mismas características que uno había pensado, soñado que iba a tener.”
El Che ponía el acento en el Hombre y su realización en los colectivos, alejado de dogmas y aferrado a los problemas bien terrenales de la revolución, en una dimensión que iba más allá de los fenómenos, poniendo la mira en los problemas estratégicos de la revolución.
Incluso lo fue su gesta en Bolivia, donde la intelectualidad de toda calaña se llena la boca hablando del fracaso, y no vieron el gigantesco estallido revolucionario en toda América Latina. Empresa que hoy miles de revolucionarios estamos dispuestos a continuar, sacando las más ricas enseñanzas y aportes de dirigentes revolucionarios como el Che, despojados de toda falacia conciliatoria que -disfrazada de progresista- le quieren dar un maquillaje revolucionarista, poniéndose a la cola de los mandatos de reformas dentro del reinado de los monopolios.
Comandante, revolucionario en el terreno que te sorprendió la lucha, gracias por tu ejemplo, tu legado, y tus aportes políticos e ideológicos (que al igual que Marx, Engels y Lenin) son fuerza desde la acción, ideas como balas que seguirán con la mira puesta en los enemigos del pueblo, hoy y siempre.