En nuestro país existen 400 parques industriales, con un total de 8.000 empresas, que duplica las existentes en el 2010. Un 15% del empleo industrial está radicado allí. 80% son “Pymes” y 20 % monopolios. Para el 2022, el 30% de un total de 50.000 empresas industriales en todo el país van a ir a los parques en pleno desarrollo.
Para estar dentro de los predios, las empresas se rigen por la ley 24467 del año 1995. Se creó la figura de Sociedades de Garantías Recíprocas, que en definitiva son entidades financieras que facilitan los créditos a pequeñas y medianas empresas. Gestionan en Bancos, Financieras, etc. Y definen allí a:
Las “micro empresas” que tienen hasta 10 empleados y facturan hasta $7.500.000 anuales.
Las “Pequeñas empresas” industriales de 11 a 50 empleados con una facturación de hasta 400.000 dólares.
Las “Medianas empresas” (llamadas de primer tramo), de 51 a 520 empleados con una facturación de hasta 3.600.000 dólares. Y las “Medianas empresas” (de segundo tramo) con más de 520 empleados y una facturación anual de 10.000.000 de dólares.
En estos cuatro escalones se encuentra ese 80% de empresas industriales en los parques. Si tomamos en cuenta cantidad de empleados y facturación, y lo comparamos con las empresas radicadas allí, podríamos afirmar que la mayoría de ellas abastecen a los monopolios aprovechando un sinnúmero de ventajas otorgadas por el Estado nacional y los provinciales.
¿Qué beneficios? Mencionaremos sólo tres de ellos:
Exención de pagos de ingresos brutos de 7 a 10 años.
Exención de pago de patentes hasta tres vehículos.
Exención de impuestos inmobiliarios y sellos.
Ventajas adicionales:
En el interior del país, el 98% de los parques son inversiones públicas.
En Capital y Conurbano: 70 parques mixtos.
En provincia de Bs. As.: 130 parques mixtos.
En estos parques se concentra la producción industrial, existe una estratégica logística, seguridad, capacitación, servicios. A modo de ejemplo: en el de Pilar existe un Bioreactor que genera energía y a la vez produce biofertilizantes para llegar a una contaminación cero.
Los sucesivos gobiernos trabajaron a fondo para facilitar este proceso de concentración, con la ley en la mano a partir de 1995 trazaron un camino que para apuntar a una mejorar la productividad de nuestro país, la clase burguesa se comportó como tal, y a pesar de idas y vueltas, este proceso no dejo de desplegarse.
En nuestro país existen 2.500 localidades, el 40% de ellas están en Buenos Aires. En sus planes, varias de estas localidades comenzaron a desplegar estos parques. Ejemplo de ello es el de Tres Arroyos, que ha cambiado la fisonomía de la región. O importantes centros productivos como toda la región de Pilar, Campana, Escobar, Zárate, etc.
La existencia de los parques industriales y la marcha del proceso de concentración nos lleva a una pregunta: ¿hay desarrollo de las fuerzas productivas o por el contrario delata una trabazón de las mismas?
La existencia de esta base material producida bajo el sistema capitalista agudiza todas las contradicciones del mismo. En vez de desatar el desarrollo de nuestra sociedad -con toda su potencialidad- el sistema capitalista arroja al vacío a millones de obreros y trabajadores. Los parques industriales -abastecedores de los monopolios de todos los rubros industriales- sólo conciben este despliegue con el fin de la ganancia y muy lejos del bienestar popular.
Una gran parte del PBI está concentrado allí, incluso la actividad productiva agroindustrial.
Es desde esos centros estratégicos que lo abarcan todo, donde la clase dominante asienta su verdadero poder. Parques industriales que someten a todas las instituciones políticas locales y nacionales para facilitar la productividad requerida.
Volvemos a lo mismo: el PBI de estas industrias tiene el suficiente poder de fuego para disparar contra los intereses de las grandes mayorías. A modo de ejemplo veamos la cantidad de autopartistas radicadas en esos lugares para entender aún más cómo ellas abastecen a los monopolios y cumplen con el régimen estricto de la ley de pequeñas y medianas empresas.
Una reflexión: ¿cuántas empresas pueden facturar lo que la burguesía monopolista caracteriza como “Pyme”? Podríamos afirmar que muy pocas y varias de ellas en bancarrota, porque en su casi totalidad están por fuera del negocio monopolista.
Cuando hablamos del verdadero poder estamos hablando de una oligarquía financiera que tiene como unos de sus bastiones fundamentales los parques industriales para facilitar los procesos de concentración necesarios para esta época histórica.
La apropiación individual de toda esta riqueza en pocas manos es la principal traba al desarrollo de nuestra sociedad. Como contracara de esas realidades que -afirman este planteo- lo que domina es el escenario de la pobreza y miseria generalizada, la lucha por la vida, acompañada de políticas contra los salarios que -de una u otra manera- golpean a los trabajadores concentrados también en esos nidos monopólicos.
La historia no volverá para atrás. Pero sí la clase obrera existente en nuestro país podrá desplegar toda su sabiduría y potencialidad, cuando el país esté dirigido por la clase de vanguardia de todo el pueblo construyendo un nuevo Estado Revolucionario, que permita desarrollar todas las fuerzas productivas en interés de las grandes mayorías.