Lucía Pérez fue salvajemente asesinada y abandonada sin vida en el hospital de Playa Serena en octubre 2016.
Este feroz femicidio generó tal indignación que fue motivo del primer paro de mujeres.
Dos años después, el Poder Judicial de Mar del Plata, la justicia de este Estado, vuelve a declararse a favor de femicidas y narcotraficantes, cómplices de abusadores considerando que el único delito que cometieron los acusados fue la venta de estupefacientes, haciendo oídos sordos a las evidencias que no dejaban dudas: se trató de un hecho de violencia de género extrema y aberrante.
Nuevamente las Instituciones del Estado burgués,putrefacto toman posición, ellos están del lado de los negocios, ellos protegen a los asesinos en éstos echos, donde la justicia defiende a los hijos del poder, reafirman que en éste sistema capitalista la mujer no puede liberarse completamente donde además pretenden justificar sus atrocidades hablando de consentimiento de las víctimas.
Detrás de su hipocresía, claro ejemplo de ello son los “0-800- (violencia)”, está la cruda realidad: mientras miles de mujeres son asesinadas, ellos señalan y acusan con el consabido “algo habrán hecho”…
Pero las evidencias son contundentes: la violencia contra las mujeres y diversos géneros tiene tantas facetas, son tan extremas como sutiles que atraviesan todos los ámbitos de nuestra sociedad, las calles, las escuelas, los lugares de trabajo y los hogares.
Sin esperar nada del gobierno, ni del Estado, el masivo Movimiento de mujeres también acompañado por hombres de nuestra clase, viene a poner sobre la mesa las más sentida rebeldía, el hartazgo de millones a esta impunidad, viene a denunciar, a escrachar, viene a hacer nuestra justicia, la justicia que tiene la calle como escenario, la justicia que sabemos hacer nosotras y nosotros, viene a armar las redes con que nos protegemos, viene a cuestionar y a transformar lo establecido.
Hoy la enorme bronca que nos produce ésta y tantas otras injusticias se hace carne en miles de compañeras y compañeros que decidimos organizarnos para desterrar éstas violencias, para con nuestras herramientas ir ejerciendo la autodefensa. No esperamos más de arriba. Nos tenemos a nosotras, nos tenemos a todos.