En la Argentina actual hay escenarios y escenarios. En uno, el libreto lo dictan los intereses de la burguesía monopolista y el gobierno de turno; en el otro, no hay libreto sino una lucha aferrada las necesidades y a la incansable búsqueda de una vida digna.
En este último, el protagonismo es de la clase obrera y el pueblo. Para la burguesía monopolista este segundo escenario va a contrapelo de su obra de explotación, ajuste y empobrecimiento de millones, de allí que los medios del poder solo ponen en cartel casi con exclusividad la obra burguesa, los actores burgueses y las aspiraciones burguesas como las únicas relevantes e importantes.
Es su agenda, y el guion de la misma lo que pretende dictar el curso de los acontecimientos políticos para esconder la “mugre bajo la alfombra”, que para ellos representa la acción política de las masas populares y de sus organizaciones de base.
Pero el ocultamiento y el diversionismo ideológico del que hace gala la burguesía con los llamados a la “paz social”,-que contradictoriamente coexisten con el impulso a normas de gatillo fácil y otras medidas de amedrentamiento- no es sólo un capricho burgués sino, una respuesta “casi defensiva” a este escenario de lucha, que esta pero que no se ve, que solo “aparentemente” es invisible y que existe con mayor o menor dimensión en nuestro país.
Para la burguesía monopolista no es digno hablar de las condiciones en las que se encuentran las escuelas de Moreno y de esa región del Oeste de Buenos Aires, menos aún de la acción de las organizaciones de base que padres, docentes y alumnos forman en rededor de cada escuela y jardín de infantes, vigilantes de que las obras y los arreglos se hagan adecuadamente y que tengan un mantenimiento adecuado, tal como el que exige cualquier casa de familia o edificio.
Lo lamentable para la burguesía es que esas obras prácticamente no existen y que las condiciones edilicias y la infraestructura de todo el conjunto de todos estos establecimientos es nula. De 280 establecimientos sólo funcionan 35, de estos sólo 25 en condiciones apropiadas y otros 10, más precarizados.
Hay una cantidad de escuelas que dictan cursos en los pasillos porque las aulas adolecen de las mínimas condiciones de seguridad. La amplia mayoría de los establecimientos están cerrados porque los docentes padres y alumnos se han cansado de asistir y convivir con estas condiciones de pauperización, y han decidido ser ellos mismos. Impedir el funcionamiento de estos establecimientos porque representan un verdadero y peligroso riesgo para todos ellos como quedo expuesto con la muerte del Auxiliar y la docente en la escuela 49. Dicho sea de paso y aun a pesar de lo sucedido, no está en condiciones de funcionar.
Hay escuelas y jardines de infantes tomados y hay una decisión uniforme y férrea frente a sus demandas. Las pérdidas de gas, filtraciones de agua, inundaciones, instalaciones eléctricas obsoletas, precariedades edilicias de todo tipo, son el escenario real de esta obra de la burguesía.
Durante el mes de noviembre, la sucesión de denuncias por estas condiciones y el cierre de los establecimientos de primaria N°13, las secundarias N°39, N° 38, N° 40, N° 47, más la N°71 de Las Catonas- impuesto por las organizaciones de base, se han multiplicado.
Desde el municipio y la gobernación se intentan reparaciones, pero, la inhumana conducta burguesa pesa a la hora de las mismas. Si no fuera por el estricto control de las organizaciones de base esas “reparaciones” serían aprobadas sin más miramientos, engrosando una falsa lista de Escuelas en condiciones.
La infraestructura es tan obsoleta que una reparación no resuelve el problema, por el contrario, hace saltar toda la inmundicia de estado burgués. Más de una empresa fue suspendida y denunciada por los padres y docentes por las impericias y las inoperancias que cometen a la hora de hacer arreglos. Empresas que pueblan la presurización de las cañerías con el mismo gas de red y que hacen correr un enorme riesgo de explosión mientras están los alumnos y docentes están en los pasillos teniendo clases, cabal demostración de la decidía y putrefacción de la clase domínate.
La exigencia de los 12 puntos presentado por el comité de crisis, conformado por representantes de todas estas organizaciones de base en los organismos municipales y provinciales y firmada por los “representantes” del pueblo, es la exigencia generalizada de toda la población de la zona de Moreno.
Esos puntos no implican otra cosa que un plan de infraestructura para todos los establecimientos incluidos sistemas cloacales y accesos en los barrios.
Sin embargo, nada de ello se cumple. Frente a toda esta decidia política y al calor de las bases y su lucha se hace saltar la mugre que representa el estado burgués. Precisamente esto es lo que oculta la burguesía con su agenda.
El vínculo que existe entre estas experiencias de masas con la clase obrera es inobjetable, es una relación muy estrecha, que se expresa también metodológicamente, pues estas demandas son un reflejo de la lucha que entablan los obreros en sus fábricas por condiciones dignas de trabajo, por medidas de seguridad, por protección frente a los riesgos de trabajo, por derechos políticos con el ejercicio de la democracia directa. De allí que sean tan nutridas las movilizaciones y las marchas que surcan el centro de Moreno, de allí que en el terreno de las conquistas no ceden y la burguesía no puede torcer su voluntad de ganarlas.
La burguesía monopolista se permite hacer conocer los grandes acontecimientos de masas que ocurren en el mundo -como el Francia y España- pero al mismo tiempo desliza el contrabando ideológico de que nuestro pueblo está quieto y que no es capaz de hacer lo que en Francia.
Más allá de las formidables luchas de estos pueblos de Europa, aquí el problema del poder es la cuestión central, porque como queda de manifiesto el propio Estado burgués -por acción u omisión- está expuesto como un parásito que tapona los poros de la sociedad.
Pedirle al mismo Estado que condujo a esta situación, a la misma clase que lo dirige y que sumerge la vida de millones que cambie su conducta en función de las necesidades de los trabajadores y el pueblo, sería girar en círculos para que nada cambie.
Si las bases han encarado soluciones y se han constituido en organización, si su forma de resolución de los problemas es superadora de toda la barbarie del sistema capitalista, la única traba para avanzar a concretarlas es la clase dominante y su Estado inservible. Por ello avanzar en la ingobernabilidad desde estas experiencias, con el rumbo hacia la toma del poder, es el camino necesario para alcanzar una sociedad digna.