Este veranito a pesar de las lluvias se presenta bastante calentito para el gobierno de Macri, al parecer comienzan a expresarse de menos a más como cientos de hongos (aparentemente intrascendentes si se los ve aislados entre sí) los cacerolazos en los barrios contra los tarifazos, donde de a poco los vecinos se van sumando.
El viernes pasado (y como todos los viernes que se sucederán de aquí en adelante a partir de las 20 horas) salieron miles de personas a las calles en diferentes zonas, con lo llamativo, a diferencia de otras experiencias, que esto se da en el gran Buenos Aires en casi la totalidad de las localidades, donde incluso en Capital en múltiples barrios se hicieron notar. No menos importante fue en ciudades del interior del país como Mendoza y Rosario por citar no solo las más destacadas sino las que se conocen, porque el silencio de la casi totalidad de los medios ya se constituye en un acto deliberado e impune como ya todos sabemos. No es menor lo de Villa Gesell que en la noche turística masivamente los jóvenes comenzaron a corear el famoso “Mauricio Macri la p….”.
Lo interesante de esto es que más allá que la iniciativa haya salido de donde sea, el pueblo ya lo comenzó hacer suyo y esto parece ser una ola que no para de crecer. Si bien es cierto que aún no adquirió la masividad necesaria y contundente de otras épocas, la presión y el contagio claramente van en ascenso.
El hartazgo de nuestro pueblo, las condiciones de vida y el crecimiento de cada vez más súper explotación y miseria por las políticas de los monopolios expresadas en los ajustes de todo tipo, lejos de vislumbrar un marzo tranquilo donde comenzarán las demandas salariales, se vislumbra un recrudecimiento de la confrontación, donde lejos está el pueblo argentino de la resignación más bien diríamos que se va a recrudecer la confrontación en las calles.
Por supuesto que no faltan los oportunistas de turno como el propio Moyano que haciendo una lectura de lo que realmente está pasando, adelanta la posibilidad tibiamente, de un futuro paro nacional, donde los cacerolazos y el descontento de los trabajadores y el pueblo los empuja a tipos como estos a tratar de no perder el tren y como él mismo afirmó descaradamente “tarde o temprano los trabajadores van a obligar a los dirigentes a tomar una determinación “.
Es así mientras todos los políticos ya se encuentran en plena campaña electoral en sus balnearios, el descontento se comienza a materializar en movilización y lucha, lo cual comienza a escupir el asado de la gobernabilidad que tan celosamente cuida la superestructura política del sistema.
Nuestro partido saluda y alienta los cacerolazos o como le quieran llamar, barrio por barrio, cuadra por cuadra, que sean diez, que sean veinte que sean los que sean, eso no importa nada, hoy lo transcendental es ir ganando las calles expresando el descontento a estas políticas de ajuste que tantos sufrimientos, y cada vez mayores, le traen a nuestro pueblo.