Tanto en las fábricas, empresas en general, barrios, centros educativos, etc., la clase obrera y sectores populares deliberan y se preguntan, cuál es la salida a semejante caos y agobio provocado por la terrible situación que estamos padeciendo.
No se ve en el horizonte mejora alguna que pueda alcanzarse mediante el funcionamiento de las instituciones.
Ante ello, aparecen por un lado, la burguesía y toda la politiquería del sistema quienes nos invitan a elegir al candidato que nos va a sacar del atolladero. “Tenemos que aguantar hasta las elecciones y elegir bien”, nos dicen.
El abanico de partidos es amplísimo e incluye a los viejos conocidos que se presentan como centro derecha, y otros también viejos conocidos que utilizan fraseología socialista, al tiempo que pretenden meternos como embudo adentro del sistema. Algunos por conocer que se montan a la ola con la expectativa de alcanzar los apetitosos cargos de donde obtendrán las prebendas jugosas que todos pagaremos. Nadie dice cómo va a cambiar la situación de la clase obrera y los sectores laboriosos, jubilados y desocupados a quienes nos han llevado (entre todos, por acción u omisión) a la decadente realidad que estamos sufriendo.
Nos hablan del ajuste a fondo o del ajuste moderado y por goteo, hablan de combatir la inflación, de crear fuentes de trabajo, de atraer capitales, de respetar la Constitución, etc. Todas mentiras e imposibilidades reales ya que quienes tocan la música pusieron el disco que todos debemos bailar y no están dispuestos a cambiar. Las viejas fórmulas fueron puestas en práctica cien veces y ninguna resultó beneficiosa para los trabajadores y el pueblo. Nadie les cree y, menos, confía en ninguna opción electoralista…
Los destacamentos revolucionarios, principalmente nuestro partido, planteamos que hay que avanzar hacia la revolución socialista ya que el sistema capitalista de producción está moribundo y hay que empujarlo para que caiga y se haga añicos.
Y entonces surge la pregunta: ¿Y hasta que logremos ese objetivo, cómo vivimos?
En la lucha está la respuesta a esa pregunta. La organización de la lucha de clases es la única opción que tenemos como clase obrera y como pueblo, para enfrentar esta realidad e ir conquistando mejores condiciones de vida hasta lograr la toma del poder.
No hay otra salida ya que nada ni nadie puede ni podrá mejorar a este sistema económico político capitalista basado en la explotación del trabajo asalariado. El capitalismo sobrevive tal como está funcionando ahora en el mundo y particularmente en nuestro país, es decir con el empobrecimiento fenomenal de las mayorías laboriosas y desprotegidas y con la bancarrota, incluso de aquellos capitales más pequeños como las PYMES que están siendo expropiadas por la voracidad de los monopolios y el Estado al servicio de los mismos.
La experiencia histórica y, sobre todo la más reciente, nos ha demostrado que nada se logra si no es con lucha, presión, y acción directa. Pero toda esa fuerza que anida en el pueblo capaz de haber conquistado, debemos organizarla y unificarla nacionalmente para no sólo mejorar nuestras condiciones diarias sino también para lograr el objetivo que nos libere de la esclavitud de vivir sometidos por el capital monopolista.
Estamos viviendo un momento histórico particular en donde tanto la clase obrera como los amplios sectores populares oprimidos nos estamos sacando de encima la tutela de la clase dominante que nos explota, empeora nuestras condiciones de vida día a día, y no nos permite vislumbrar un futuro mejor.
Ese rompimiento implica, por un lado, libertad para transitar el camino independiente y sacarnos de encima los mandatos de esa clase dominante y todos sus acólitos. Por otro lado, el camino hacia el objetivo inexplorado genera dudas, deliberación, desconfianzas, etc.
Pero el camino propuesto, no es otro que confiar en nuestras propias fuerzas. Eso es la fuerza de la clase obrera que todo lo produce y que es capaz de llevar adelante el proyecto liberador ya que es la más organizada, la única capaz de criticar al sistema basado en la explotación de su fuerza de trabajo y, por consecuencia, de encontrar, junto a los demás sectores oprimidos del pueblo, y en estrecha unidad con los mismos, los caminos que conduzcan a semejante objetivo.